Dodecálogo del antilíder
El tema del liderazgo, como otros propios del campo
psicológico, es uno de aquellos que casi todos hemos tenido
experiencia de él, bien propia o a través de la observación de
otros, pero difícilmente podemos definir. Si preguntásemos qué es un
líder existirían tantas definiciones como personas a la que
interpelásemos.
La búsqueda del liderazgo se ha convertido en uno de los principales
argumentos de la literatura empresarial y en una de las mayores
preocupaciones de las organizaciones, administraciones públicas,
medios de comunicación, etc. En todos los foros se habla del
liderazgo, sin embargo la experiencia demuestra que más bien las
soluciones no tienen que ser muy acertadas cuando no paramos de
seguir replanteando el tema. Todo el mundo tiene experiencia de
personas que han sido buenos líderes pero difícilmente podemos
extrapolar una teoría definitiva que pueda englobar esa realidad
casi misteriosa e “inabarcable” que se nos escapa y a la que le
llamamos liderazgo.
Ya que no es fácil definir el liderazgo si podemos resaltar
distintas variables sobre lo que no debería de ser un líder. Hagamos
un pequeño experimento, pasemos el siguiente dodecálogo a varias
personas y pidámosles que indiquen si es verdadero o falso lo que
presenta respecto a la experiencia que vivan en su grupo u
organización. ¿Cuáles son los resultados? ¿Confirman el Dodecálogo?
¿Lo cuestionan?
DODECÁLOGO DEL ANTILÍDER
1. No desarrolles actitud de aprendizaje. No te formes. Sé fiel al
eslogan de que “La vida es la que enseña”. Resalta con orgullo que
el último libro que leíste fue la cartilla de lectura primaria.+
2. Improvisa. No plantees ni te preocupes por conseguir objetivos.
Fomenta un “estado de emergencia permanente”, ante una situación tan
urgente es una deslealtad no colaborar.
3. No demuestres empatía o actitud de escucha. No pierdas el tiempo
en “charlitas” y “tonterías” con tus subordinados. Hay que dejarse
de “infantilismos” y trabajar con “espíritu viril”.
4. Haz trabajar a los sujetos individualmente. Ordena y manda. “Aquí
no se piensa, se obedece”.
5. Rodéate de gente incapaz y mediocre. Así sobresaldrás más y no te
cuestionarán nada.
6. No delegues. Controla todo. Tienes que estar omnipresente y que
te vean como omnipotente. Hazte imprescindible. Crea la sensación de
que, sin ti, vendría el caos.
7. Resalta tus méritos y prestigio. No seas humilde. Apúntate los
tantos. Ten claro el principio “Mateano”: “A quien tiene se le dará,
y al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene”.
8. No promociones a tus subordinados. Crea un clima de desconfianza
y miedo, así liberarán adrenalina y se mantendrán activos.
9. Aíslate en tu torre de marfil. No comuniques. La incertidumbre
fomenta la creatividad. Elimina a los “mensajeros inoportunos”,
“ojos que no ven...”.
10. Tarda en responder o, mejor, no respondas a los problemas. Si
tienen solución, ya se arreglarán y si no, ¿para qué perder el
tiempo?
11. Divide y vencerás. Habla con tus subordinados uno a uno. Hazles
confidencias, “chantajéalos individualmente” e intenta que se peleen
entre ellos, de esa manera estarán entretenidos y no irán contra ti.
12. No dejes descendencia. No crees discípulos. Ten claro que
“contigo acaba todo”.
.......Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
Quizás la realidad supere a al ficción y muchos se sientan
identificados con el “Dodecálogo” que planteamos. Al menos, es la
experiencia que tenemos cuando impartimos seminarios y cursos con
personas de distintos ámbitos profesionales. Tan importante es dejar
de hacer lo que contribuye a fomentar lo negativo, como realizar lo
que creamos adecuado para desarrollar un buen liderazgo.
José Luis Trechera Herreros
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