Sobre plasticidad neuronal y aprendizaje hebbiano
Cada recuerdo es grabado en una red neuronal con una disposición espacial
concreta.
Este modelo memorístico fue esbozado en 1949 por el psicólogo canadiense
Donald Hebb. Éste afirmó que la huella de un recuerdo fruto de una
experiencia ocurre y se mantiene por medio de modificaciones celulares que
primero trazan y luego consolidan la estructura espacial de las redes
neuronales.
La memoria está pues constituida por un conjunto de sistemas cerebrales
que tratan y almacenan componentes específicos de la información. En
condiciones normales, estos subsistemas, que en última instancia quedan
grabados en la corteza cerebral trabajan de forma coordinada.
Los científicos saben que los animales aprenden de la experiencia porque
en el cerebro ocurren cambios que hacen posible que la información pueda
ser adquirida, grabada y evocada. A nivel celular, estas modificaciones
suceden en la sinapsis, el punto de comunicación entre neuronas.
Recientes estudios revelan que las experiencias sensoriales dejan huella
en el cerebro modificando la eficacia de las sinapsis entre neuronas, así
como en la estructura espacial de las redes neuronales implicadas. Así
pues, dependiendo del grado de activación durante la experiencia
sensorial, algunas sinapsis desaparecen, otras quedan reforzadas e,
incluso, surgen nuevos contactos sinápticos.
La memorización de un dato es el resultado de modificaciones de las
conexiones en las redes de neuronas, que son inducidas por una señal
eléctrica.
La biología del desarrollo nos permite comprender que los circuitos
neuronales básicos son parte de un plan genético, el cual es prácticamente
inmodificable. Así, los más relevantes quedan fijados desde los momentos
más tempranos de la vida.
Sin embargo, en el ámbito de las sinapsis las cosas son muy diferentes,
allí no existen los absolutos. Los axones y las dendritas modifican su
morfología y fisiología, dependiendo de la relación que tengan con el
medio y con las células cercanas.
Esta plasticidad en el sistema nervioso fue observada hace 50 años por
Donald Hebb, quien propuso que la supervivencia de un terminal sináptico
(y por ello de la o las neuronas que lo forman) depende - si no en su
totalidad, al menos en parte - de su continua estimulación. Se ejemplifica
fácilmente como "uso y desuso".
En 1973, Timothy Bliss y Terje Lomo comprobaron que la estimulación
eléctrica durante algunas decenas de milisegundos de una vía nerviosa que
desembocara en el hipocampo de un animal adulto provocaba un aumento de la
eficacia de la transmisión nerviosa y modificaba la sinapsis de este
circuito durante algunas semanas e incluso meses.
Esta plasticidad del sistema nervioso, el cual por mucho tiempo fue
considerado un sistema más bien rígido, es la que alimenta la esperanza de
los investigadores que ven en la plasticidad y regeneración neuronal una
posibilidad terapéutica.
José Luis Martínez Fraile
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Última modificación de la página:19/02/2004
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