Afirman que lograron convertir
células de grasa en neuronas
Para hacer realidad las promesas de la medicina
regenerativa, que propone "cultivar" piezas de recambio para las que
hayan fallado en el organismo, el primer paso es contar con una
fuente generosa de células madre [capaces de convertirse en
diferentes tejidos].
Alejandra Cardozo y Pablo Argibay, del Instituto de Ciencias Básicas
y Medicina Experimental del Hospital Italiano, y Marcelo Ielpi y
Daniel Gómez, de la Universidad de Quilmes, todos ellos
investigadores del Conicet, creen que pueden haberla encontrado nada
menos que en uno de los sitios más accesibles del cuerpo humano: el
tejido adiposo.
A partir de material de descarte de los tratamientos de
lipoaspiración, Cardozo habría logrado convertir células de grasa en
neuronas, según afirman los científicos en un trabajo que se publica
en Gene Expression .
"Alejandra ya había trabajado tejido graso, de modo que decidimos
aprovechar lo que desechan los cirujanos estéticos para tratar de
ver si podíamos obtener algo morfológicamente parecido a una neurona
partiendo de una célula madre de tejido adiposo", explica Argibay.
Según el investigador, ya existen trabajos que muestran que las
células mesenquimales [del tejido conectivo, no los adipocitos] de
la grasa tienen mucha potencialidad; es decir, son capaces de
diferenciarse en varios linajes celulares, tanto o más que las
células de médula ósea.
"Podemos aislarlas con marcadores de superficie, caracterizarlas y
ver si pueden diferenciarse -agrega Cardozo-. Pero, además, tenemos
la ventaja de que hay una gran cantidad, alrededor de un millón por
gramo de tejido. Entonces las sometemos a la acción de distintos
agentes específicos para que se orienten hacia el linaje neural."
Como parte de su trabajo de doctorado, Cardozo, egresada de la
Universidad de Misiones, comenzó intentando transformarlas y lo
comprobó a partir de diferentes coloraciones.
"Hay que replicarlas varias veces y luego se las diferencia.
Inducimos diferentes cambios epigenéticos para que el cromosoma
exponga -o no- ciertos genes y además les proporcionamos factores de
crecimiento que las van llevando hacia el sistema nervioso -dice
Argibay-. Entonces, de alguna manera la célula bloquea su
diferenciación hacia un adipocito y recibe estímulos para no ser más
una célula mesenquimal de grasa y ser una neurona."
Luego, los científicos iniciaron la segunda etapa del trabajo:
intentaron demostrar que las células no sólo "lucían" como neuronas,
sino que funcionaban como tales.
"Cuando se despolariza una célula nerviosa, capta un colorante
específico y lo mantiene dentro de las vesículas sinápticas -explica
Argibay-. Nosotros les pusimos potasio a nuestras células para
despolarizarlas y pudimos mostrar que no sólo tenían la morfología,
sino que eran capaces de captar en vesículas sinápticas de la misma
manera en que lo hacen las neuronas. Además vimos proteínas
típicamente neuronales, como la tau, responsable del Alzheimer y de
iniciar el crecimiento del cono axonal. Es decir que se expresaban
de forma similar a una neurona desde el punto de vista genético."
La idea es singularmente atractiva, entre otras cosas, porque si
estos resultados se confirmaran, los pacientes podrían cultivar su
propio banco de células madre. Sin embargo, hay investigadores que
todavía no están muy convencidos de la funcionalidad de las células
obtenidas.
El doctor Osvaldo Uchitel, que no participó del trabajo y es
investigador del Laboratorio de Fisiología y Biología Molecular de
la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, se rehúsa a
creer que las nuevas células sean neuronas funcionales, porque a su
juicio no generan actividad eléctrica. "Es importante demostrar
esto", afirma.
Nora Bär
LA NACION
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