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Ganando el debate interior
Suele ocurrir que hacemos cosas que no
querríamos haber hecho o dejamos de hacer cosas que sí queríamos hacer.
Cambiar esto, de manera de que deje de ser frecuente, implica hacer
cambios significativos en lo personal. Y todo cambio en el sentido de
desarrollo y mejora personal requiere autodisciplina.
Naturalmente, todos tenemos una parte de nosotros mismos que rechaza la
disciplina y el esfuerzo. Es parte de nuestra condición o naturaleza
humana. Podemos considerar que esta parte, por lo general, se constituye
en una "personalidad" interna que se hace presente con un diálogo mental
en contra de todos nuestros intentos de autodisciplina. Consideramos que
la fuerza de esta personalidad interna deriva de no tener presente toda
su realidad, de no prestarle atención suficiente a lo que nos dice y nos
hace.
Uno no gana un debate sin escuchar la mitad de lo que la otra parte
tiene que decir. Y como todas las elecciones que determinan nuestras
acciones están basadas en el "resultado final" de nuestro debate
interior, deberíamos atender a nuestra parte interior tanto como
deberíamos saber "responderle".
Aquí tienes unas sugerencias simples que te ayudarán a ganar tu debate
interior y a adquirir autodisciplina:
-
Atiende mejor a tu parte interior
que rechaza a la autodisciplina.
-
Atiende a lo que te dice y hace. Por
lo general, se manifiesta ante la inminencia de algo que sabes que
debes hacer y que implica esfuerzo.
-
Permanece alerta a qué es lo que te
dices y cómo te lo dices, no es difícil.
-
Mantén en tu mente la dirección que
tu conciencia establece como la dirección correcta. Es lo que sabes
que tienes que hacer. Esta dirección es imposible de confundir.
-
Responde positivamente a cada
mensaje de tu parte interna que detesta la autodisciplina. El truco
es responder como si ya estuvieras haciendo lo que es correcto, sin
importar si estás haciendo otra cosa. Si tienes que ordenar tu
escritorio y sigues entretenido en otra cosa, responde internamente
que estás ordenando el escritorio, aunque no lo estés haciendo
realmente todavía. Detalla cada acción en esa dirección. Muy
importante: nunca respondas en otro tiempo verbal que no sea el
presente. Los "voy a", "debo hacer", "haré", "tengo que", etc., no
te servirán. Nada de eso funcionaría.
-
Cada vez que respondes
positivamente, en detalle, y en tiempo presente, tienes una
sensación de cambio interno bastante clara; repite tu respuesta
positiva cada vez que la "otra parte" te envía un mensaje en la
dirección opuesta a lo que sabes que debes hacer y ante cada intento
de distraerte en otra cosa. Ponte firme en este plan.
-
Haz lo que tienes que hacer.
Siguen esta rutina todas las veces. El efecto positivo suele ser
inmediato.
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