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La ley de la tapa   

 

 

La habilidad de liderazgo determina el nivel de eficiencia de una persona

El éxito está al alcance de casi cualquier persona. Pero… el éxito personal sin la capacidad de liderazgo produce una eficiencia limitada. El impacto de una persona solo llega a una fracción de lo que lograría con un buen liderazgo. Mientras más alto quiera escalar, más necesita del liderazgo. Mientras mayor impacto quiera lograr, mayor es la influencia que necesita tener …

La habilidad de liderazgo es la tapa que determina el nivel de eficiencia de la persona. Mientras más baja es la capacidad de dirigir, más baja estará la tapa sobre su potencial. Mientras más elevado el liderazgo, mayor la eficiencia … Su capacidad de liderazgo, para bien o para mal, siempre determina su eficacia y el impacto potencial de su organización … Para alcanzar los más elevados niveles de eficiencia, tiene que subir la tapa de su capacidad de líder.

De «La ley de la tapa»
Las 21 Leyes Irrefutables del Liderazgo

Toda persona tiene el potencial para convertirse en líder.

Lecturas bíblicas
1 Samuel 10.17–24; 13.5–15; 15.10–16.13; 17.32–18.16
2 Samuel 5.1–5; 11.1–5, 14–15, 26–27; 12.1–15


Las apariencias engañan. En ocasiones miramos a una persona y asumimos que tiene todo lo necesario para ser un gran líder. Ese fue el caso de Saúl. La Biblia nos dice:

Había un varón de Benjamín, hombre valeroso, el cual se llamaba Cis … Y tenía él un hijo que se llamaba Saúl, joven y hermoso. Entre los hijos de Israel no había otro más hermoso que él; de hombros arriba sobrepasaba a cualquiera del pueblo (1 Samuel 9.1–2).

Cuando el pueblo de Israel pidió un rey, Dios les dio a Saúl, y todos esperaban que fuese un gran líder. Pero el pueblo miró su apariencia exterior mientras Dios miró su corazón. No pasó mucho tiempo antes que Saúl, hombre poderoso y con gran potencial, se desacreditara a sí mismo y su liderazgo, y Dios designara un nuevo líder en su lugar. Entonces eligió a David, un hombre conforme al corazón de Dios.

Dos reyes con diferentes tapas en el liderazgo

¿Por qué Saúl fracasó como rey de Israel mientras David, que parecía más débil, tuvo éxito? Podemos hallar la respuesta en la Ley de la Tapa: La habilidad de liderazgo determina el nivel de eficiencia de una persona. Mientras David trató de ser mejor líder y tuvo varias experiencias que le permitieron elevar el nivel de su tapa, la actitud de Saúl mantuvo la tapa firmemente sellada sobre su liderazgo.


La habilidad de liderazgo determina el nivel de eficiencia de una persona.
 

Echemos un vistazo a los senderos similares que estos hombres transitaron:

1. Ambos recibieron el consejo de hombres piadosos

La unción y las oportunidades otorgadas a Saúl y David fueron sorprendentemente similares. Ambos fueron ungidos por Samuel, el último juez de la nación hebrea. Ambos recibieron el beneficio de consejos piadosos: Saúl lo recibió de Samuel y David de Samuel y luego de Natán, el profeta. Pero observe qué diferentes fueron sus reinados como monarcas.

En realidad, Saúl nunca entendió la naturaleza del liderazgo. El día que fue instituido como rey, se escondió de la gente. Creo que lo hizo porque reconocía su incapacidad para dirigir. Pero después de probar el éxito en una batalla, confundió su posición como rey con el verdadero liderazgo. Aunque tenía el título, el poder y la corona de un rey, nunca llevó la monarquía más allá de un gobierno regido por lo carismático. Fue hecho general, pero nunca logró reunir un ejército estable. No creó un gobierno organizado para preservar sus logros. Cuando Dios ya no lo favoreció, pensó que el título de rey le daba derecho a seguir haciendo de líder.

Por otra parte, David aprovechó las oportunidades para crecer en su liderazgo. Aprendió a ser guerrero. Levantó un ejército permanente y venció a sus enemigos. Eligió una ciudad y la conquistó para convertirla en la nueva capital de la nación, y luego organizó en ella un gobierno duradero. Mucho de eso lo hizo antes de ocupar el trono. Desde el comienzo, lo amó todo el pueblo de Israel y de Judá (1 Samuel 18.16). David atrajo a ciudadanos, guerreros y líderes por igual, y los dirigió bien. Como resultado de su liderazgo, el pueblo floreció.

2. Ambos enfrentaron grandes desafíos

Todo líder enfrenta obstáculos, pruebas y tribulaciones. Saúl y David a veces enfrentaron los mismos. Por ejemplo, tomemos a Goliat. Cuando el gigantesco filisteo ofreció luchar contra el campeón de Israel, Saúl y David escucharon el desafío del gigante. Saúl, el principal guerrero de Israel y quien debió enfrentar al gigante, reaccionó y se escondió amedrentado. Pero David, aun un muchacho, estaba deseoso de aceptar el desafío y ganar la honra para Dios.

¿Cuál fue la reacción de Saúl? Ofreció su armadura a David (¿Por qué no? ¡Él no iba a usarla!) Mientras otros esperan para ver qué va a ocurrir, los líderes se levantan y se enfrentan al desafío.

3. Ambos tuvieron la oportunidad de cambiar y crecer

Las reacciones tan diferentes de estos dos hombres cuando enfrentan sus fracasos retratan las dos naturalezas de Saúl y David. Cuando en desobediencia, Saúl ofreció un holocausto a Dios, Samuel lo reprendió. La Escritura guarda silencio sobre lo que vino luego. No hay un relato de tristeza o arrepentimiento de parte de Saúl. En cambio, el relato sigue con la guerra de Saúl contra los filisteos. Evidentemente se mantuvo en la misma dirección.

Por otra parte, ante su pecado, la reacción de David fue diferente. Después de cometer adulterio con Betsabé y de mandar al marido de esta a la muerte, Natán lo confrontó, y el rey se arrepintió sintiendo un agudo pesar.

El que subió la tapa

La interacción de David con Natán es representativa de su actitud durante su vida. Nunca tuvo miedo de reconocer sus fracasos, de pedir a Dios el perdón y la bendición, y de mejorar personalmente. Es la razón por la que la tapa de su liderazgo subió más y más alto.

Todos podemos aprender de David. Si queremos alcanzar nuestro potencial y convertirnos en la persona que Dios quiere que seamos, necesitamos elevar las tapas de nuestras vidas. Es la única manera de pasar a otro nivel.

En su liderazgo, ¿ha sido más como Saúl o como David?

 

Extractado de Los 21 minutos más poderosos en el día de un líder, John C. Maxwell

 

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