Acerca de la inteligencia ética y la inteligencia
emocional
Texto extractado con ideas y reflexiones de la autora surgidas a
partir de una conferencia de los profesores José Antonio Marina y
José Félix Martí Massó sobre “Inteligencia emocional e inteligencia
ética”.
El
concepto de inteligencia ha evolucionado mucho. Hace no demasiado se
consideraba mayor demostración de inteligencia el ser capaz de
resolver ecuaciones diferenciales que el tener buenas relaciones
afectivas, construir una sociedad justa u organizar una familia
feliz. Según el profesor Marina la inteligencia tiene que ver con la
capacidad de resolver problemas teóricos, aquellos que se resuelven
cuando conozco la solución, pero tienen más que ver con resolver
problemas prácticos, aquellos que se resuelven cuando los pongo en
práctica y esto es lo realmente difícil ya que entran en juego los
miedos, las dudas, las inseguridades, etc. Y contaba un ejemplo
realmente ilustrativo. A mediados del siglo pasado en China tenían
un grave problema con las ratas. A los dirigentes se les ocurrió una
solución teórica que parecía buena. Si cada ciudadano mataba 2 ó 3
ratas podían acabar con el problema. A todo el que llevara un
cadáver de rata se le gratificaría. ¿Qué ocurrió? Que los campesinos
llegaron a la conclusión de que les resultaba más rentable criar
ratas y luego matarlas que cultivar arroz. Los fracasos vienen por
no ser capaces de resolver los problemas prácticos. Todos conocemos
personas que dan resultados muy buenos en los test de inteligencia
pero que no son capaces de desenvolverse con normalidad en su vida
cotidiana o que tienen serias dificultades para relacionarse con los
demás ¿Realmente son tan inteligentes?
Siempre existe la pregunta sobre si la inteligencia es congénita.
Existen factores hereditarios que son decisivos pero también hay
otros que son ambientales, como la educación, la motivación o los
hábitos saludables (comida sana, práctica habitual de ejercicio
físico, etc.).
Según el profesor Marina la inteligencia emocional se debe dar en un
marco más amplio que es la Inteligencia ética, y esto me parece
fundamental. La inteligencia emocional se caracteriza por:
·
Capacidad de identificar y comprender bien el sentimiento que
tengo, muchas veces se ha confundido, por ejemplo, celos y amor.
·
Capacidad de gestionar, modular yregular la emoción y la
conducta.
·
Capacidad de identificar y comprender bien los sentimientos de
los demás.
·
Capacidad de interactuar con los sentimientos de los demás.
· Capacidad
de motivarme a mí mismo y desarrollo del autocontrol,
fundamental en la educación y en la búsqueda de la felicidad.
Pero sólo con esto no basta. La empatía es fundamental para la
convivencia, pero es un arma de doble filo, se puede usar muy mal
(veamos, por ejemplo, a los grandes dictadores, los timadores o los
agitadores sociales). Además no podemos pensar sólo en desarrollar
sentimientos agradables y evitar los desagradables porque eso nos
puede llevar al narcisismo o a la intolerancia a la frustración. Por
todo esto debemos hablar de la inteligencia ética.
El
profesor Marina señaló los tres puntos que considera claves en la
evolución de la especie y que marcan la diferencia con otras
especies con las que compartimos mucho de nuestro mapa genético:
1.
Momento en el que la especie es capaz de utilizar la función
simbólica, cuando nos servimos de algo presente para utilizarlo
cuando está ausente. Recordemos el caso de Anne Sullivan con
Hellen Keller, que se quedó ciega y sorda a los 19 meses de
edad.
2.
Capacidad de controlar nuestra atención y nuestro
comportamiento. Todos tenemos una atención automática, esa que
se despierta cuando, por ejemplo, oímos un ruido fuerte e
inesperado; pero somos capaces también de dirigirla a lo que
queremos, por ejemplo el niño que es capaz de seguir las
instrucciones de la profesora aunque no le interesen demasiado.
Esta capacidad está muy determinada por el lenguaje. Todos nos
hablamos a nosotros mismos constantemente. Nos preguntamos y nos
respondemos, nos damos órdenes. Esto se debe a que hemos
aprendido a manejar nuestro cerebro a través del lenguaje.
3.
Cuando la especie hace el gran proyecto de “no quiero ser un
animal listo, quiero ser una animal digno“. En la naturaleza
impera la “ley del más fuerte“. Sin embargo, los humanos somos
capaces de diseñar modos de vida nobles (aunque también podemos
ser los seres más crueles). Reconocemos que todos los seres
humanos, por el hecho de pertenecer a la especie y no por ser
inteligentes, somos valiosos, tenemos un valor intrínseco.
El
ser buenos, la inteligencia ética, el hacer un uso adecuado de
nuestra inteligencia nos hace más felices. Este fue para mí el gran
argumento del diálogo. La inteligencia nos debe ayudar a solucionar
los problemas prácticos con los que nos encontramos y a hacerlo,
además, no perdiendo de vista la dignidad, el valor íntrínseco, de
todo ser humano. Este es el camino para la felicidad.
...
¿Está usted de acuerdo conque la inteligencia ética nos hace más
felices?
Arantza Echaniz Barrondo
http://www.blogseitb.com
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