Mente a la deriva

 

Neurociencias y tradición coinciden en muchos aspectos prácticos.

Hace unos años, diversas investigaciones en neurociencias demostraron que la gente utiliza más del 45% de sus horas de vigilia pensando en alguna otra cosa diferente de lo que está haciendo. Es mucho, y sin embargo es lo normal.

En estas investigaciones también se demostró que el vagabundeo mental habitualmente genera infelicidad; a contramarcha de lo que nos dirá una primera evaluación, no es que la infelicidad provoque el vagabundeo mental sino que la misma es mayoritariamente una consecuencia del vagabundeo mental.


En síntesis, la conclusión de estas investigaciones es que la mente humana es por naturaleza una mente errante y que una mente que divaga es mayormente una mente infeliz.

Es interesante la comparación de las conclusiones de estas investigaciones con otras en el mismo campo, que establecen la esencia simuladora y predictiva de la función cerebral superior; en palabras de Rodolfo Llinás, que "somos máquinas de soñar y simular", precisamente para ajustar nuestro desempeño concreto en el mundo real.

Tal vez esta función ensoñadora y simuladora - la que nos ayuda a ajustar nuestro desempeño concreto - origine esta inercia mental de pasar mucho tiempo pensando en "lo que no está ocurriendo", contemplando acontecimientos que sucedieron en el pasado, los que podrían ocurrir en el futuro, o los que tal vez nunca sucedan. De hecho, se habla de la mente errante como el modo de funcionamiento por defecto del cerebro humano. Si es así, educar la mente - que no es lo mismo que informarla - es como ponerla en modo avanzado.

Naturalmente, el flujo de nuestros pensamientos está compuesto, en un grado importante, por lo no-presente. Nuestra inercia mental, es importante destacarlo, nos lleva a la desconexión del "yo-aquí-ahora". Y sin tal anclaje cognitivo, nuestras sombras, mazmorras y demonios internos, nos acechan y mayormente nos acosan.

La mente a la deriva no es equivalente a quitar lastres y soltar la mente. No sería tan malo si fuera sólo eso. La mente que divaga, insistimos, es lo que la ciencia determinó como el modo de funcionamiento mental por defecto. La mente que, bajo control, suelta amarres y explora conscientemente la fantasía, los eventos y las posibilidades, no está en modo por defecto. Es muy diferente.

Por naturaleza - lo que nosotros llamamos automatismos - tendemos a disolver la unidad del yo-aquí-ahora, sea que estemos en una actividad o que estemos en una pausa. No le ocurre sólo a los individuos de temperamento negligente, le ocurre normalmente a todo el mundo.

Tampoco debemos resignarnos y someternos a esta condición; de hecho, la cultura humana, hace mucho descubrió que podemos contrarrestar la deriva mental y ganar en habilidades al conocer la verdadera naturaleza del problema.

Incluso la neurociencia reconoce que muchas de las tradiciones filosóficas y religiosas enseñan correctamente que la felicidad se encuentra viviendo verdaderamente en el momento presente. Los practicantes expertos en tales enseñanzas se capacitan para evitar la mente errante y poder permanecer más tiempo en el "aquí-ahora". Estas tradiciones, tal como es reconocido, hablan de lo que constituye, en definitiva, el verdadero punto de autoconsciencia, centralizado en el "yo-aquí-ahora". Tales tradiciones milenarias, en base a pura experiencia y perspicacia, también habían comprendido que una mente vagabunda es propensa a ser infeliz.

Así como nuestra mente es una unidad con el cuerpo, nuestra esencia subjetiva, como unidad de consciencia autoconsciente, deriva de la precisa localización espacio-temporal "aquí-ahora".

Disponemos de una formidable constitución psicofísica, pero el logro de los objetivos de nuestra supervivencia e individualidad exige que toleremos la tensión y el esfuerzo constante de ligarnos ajustadamente con el aquí y el ahora.

Como hemos visto, diluirnos en nuestra naturaleza no suele ser positivo si "perdemos el centro", aflojándonos demasiado, soltando amarras sin tomar el timón. Nuestra libertad es nuestra capacidad de determinar el rumbo, siempre centrados en el aquí-ahora, sin importar la distancia recorrida o por recorrer. Otra dimensión de espiritualidad para explorar.
 

Patricio Jorge Vargas, Co-Fundador y Director de la Escuela Mentat de Educación Mental, entidad educativa cuya misión es la mejora y el desarrollo de habilidades cognitivas. Su correo es: pvargasgil@mentat.com.ar

 

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Última modificación de la página:09/11/2011

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