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Entrena:
Visualización
gradual
La mente produce visiones e imágenes, naturalmente,
sin que lo decidamos nosotros. Cuando soñamos, no estamos decidiendo
nada de lo que vemos. Y es claro que "lo que vemos" lo vemos con la
mente antes que con nuestros ojos.
Hay toda una gama de factores que determinan las imágenes que nuestra
mente crea. Entre ellos están nuestros deseos y también nuestra
intención. Las emociones determinan mucho de lo que vemos y mucho de lo
que no podemos ver con nuestra imaginación.
El caso es que si sabemos cómo imaginar intencionalmente podemos alterar
nuestro cuerpo, podemos modificar lo que sucede en nuestro cerebro,
podemos abordar procesos de cambio y aprendizaje positivos. Uno de los
descubrimientos asociados a la plasticidad neuronal es que podemos
esculpir nuestro cerebro con experiencias reales y también con
experiencias imaginadas. Y está demostrado que las áreas de nuestro
cerebro que se activan con una experiencia también se activan con la
imaginación de tal experiencia.
La ruda y a veces frustrante experiencia cotidiana con el universo
físico nos afecta tan completa y directamente que nos olvidamos de este
increíble pero absolutamente real poder que tiene nuestra imaginación.
Si deseamos utilizar esta capacidad para nuestro provecho tenemos que
asumir que necesitamos practicar la visualización intencional hasta
poder dominarla. Si quieres imaginar un éxito rotundo tienes que
mantener a raya a las imágenes de los fracasos previos y a las de los
posibles futuros fracasos, así como a cualquier otra imagen de cosa
ajena a lo que deseas imaginar.
La visualización es algo que hacemos con la mente, no es algo que
hacemos con los ojos. Así que lo primero a realizar consiste en
ejercitar la imaginación con contenidos emocionalmente neutrales.
Cómo practicar con tu imaginación:
Te sientas por unos minutos, a oscuras y en silencio ambiental, excepto
por el sonido de un metrónomo a compás del segundero del reloj, un golpe
cada segundo. Si no tienes un metrónomo puedes grabar el sonido con el
ritmo indicado, con una duración de alrededor de 5 minutos. Tienes que
utilizar una alarma suave para determinar la duración de las prácticas,
que gradualmente extenderás a medida que tengas éxito con los lapsos
menores. Primero, lograrlo regularmente por 2 minutos, luego por 3, por
4 y por 5 minutos. Esto puede llevarte varios intentos en cada etapa.
Cierra tus ojos y comienza el trabajo de visualización con una figura
geométrica simple, tal como un cuadrado o un círculo, con un fondo que
puede ser claro u oscuro, de buen contraste con la figura; sólo
asegúrate de usar una única figura definida, y no varíes fondo ni figura
hasta que hayas tenido éxito sostenido con esa figura. Esta consigna es
vital y a su vez pondrá a punto tu capacidad de aplicar intención,
concentración y paciencia. Si tu mente se desvía o se le presenta una
imagen diferente, no luches; empieza tranquilamente de cero. El éxito
está garantizado y ocurre relativamente pronto.
Tener éxito con esta primera figura, significa poder sostenerla en tu
imaginación; impidiendo que cambie. Luego decides la figura geométrica
diferente que imaginarás a continuación, y la cambias directamente. No
debes hacer esta variación a menos que sostener en la imaginación a la
primer figura sea fácil todas las veces que lo intentes.
El éxito regular en esta ejercitación neutral con figuras geométricas es
esencial para luego poder ejercitarte visualizando cuerpos sólidos
sencillos (esferas, cubos, etc.) Una vez logrado el éxito regular con
cuerpos sólidos, la visualización intencional de objetivos deseados será
más eficaz. Bastante antes, notarás que puedes concentrarte mucho más y
que has ganado en agilidad mental.
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