Aprender
en la acción
Tal vez, y paradójicamente, algunos de los ámbitos donde más podemos
aprender son aquéllos donde accionamos diariamente. Respirar, caminar,
comer, hablar, escuchar, coordinar acciones con otros. Son competencias
básicas para vivir, que hemos aprendido en nuestra infancia y... ¿cuánto
tiempo hace que no las revisamos?
Probablemente creemos que porque lo hacemos cotidianamente, sabemos
hacerlo. Pero, por ejemplo, ¿cómo está tu postura corporal en este
momento? ¿estás sentado, relajado, con la columna recta? o ¿Hay tensión en
tus hombros? ¿estará tu cabeza inclinada hacia adelante? ¿cómo están tus
brazos y tus manos?
Pasando a otro ámbito. ¿Cómo son las conversaciones con la gente que te
rodea? ¿Son conversaciones efectivas? ¿Hay conflicto, rechazo, tensos
silencios? ¿Cómo son tus conversaciones personales contigo mismo?
El primer paso para poder aprender es detectar el ámbito donde nuestra
capacidad puede ser mejorada, tomar conciencia de la brecha entre nuestra
competencia actual y la competencia posible y/o deseada en dicho ámbito.
Vale entonces preguntarnos ¿en qué ámbitos de mi vida no estoy siendo
conciente de una posibilidad de aprendizaje? ¿en qué áreas que aún no
estoy viendo puedo mejorar, aprender nuevas posibilidades?
Qué difícil es aprender algo nuevo, cuando pretendemos hacer las cosas
solos, perfectas y en la primera vez! ¡Qué difícil es aprender algo nuevo,
cuando no damos (o no nos damos) permiso para equivocarnos! ¡Qué difícil
es aprender algo nuevo, cuando pretendemos saber todo! Y... qué difícil se
hace vivir en este tiempo de cambios, con esta dificultad para aprender.
Como adultos, estamos habituados a aprender nuevas técnicas, nuevos
conocimientos, nuevas disciplinas. Sin embargo, muchas veces, al llevar
estos conocimientos a la experiencia, a la vida cotidiana, suceden cosas
distintas de las que esperábamos. Y los resultados que pretendíamos
obtener, no llegan. Se nos dificulta llevar a la acción, incorporar en
nosotros dicho aprendizaje.
En esta época vivimos en una tendencia a buscar el "cómo hacer"
determinada cosa, en buscar "la receta" y muchas veces nos olvidamos del
"quién hace". Y sucede que, "los 10 secretos para ser feliz" o "los 10
secretos para la empresa súper rentable" no están funcionando. Sin
desvalorizar la importancia de lo técnico, proponemos poner el foco en la
persona, equipo u organización que buscan cierto resultado.
Antes de preguntarnos ¿cómo se hace?, poder preguntarnos ¿quién
estoy/estamos siendo? ¿Qué estoy/estamos viendo? ¿Qué es lo que NO
estoy/estamos viendo? ¿Cuáles son mis/nuestras expectativas? ¿Cuáles son
mis/nuestras dificultades? ¿Qué me/nos pasó en una experiencia anterior?
¿Cuáles son mis/nuestras tendencias? ¿Qué costos estoy/estamos dispuestos
a pagar?
Tanto en el ámbito personal, como en el familiar, empresarial y social, la
posibilidad de lograr los resultados que nos importan dependen de las
acciones que realizamos. Lo que a veces olvidamos es que no hay acción sin
actor, no hay acción en abstracto. La acción, y por ende el resultado a
producir, depende enteramente de quien la lleva a cabo.
Pablo Buol
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Última modificación de la página:28/01/2008
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