Aprendiendo a olvidar
Hay algunas cosas en la vida que preferiríamos olvidar
pero, según indica
una nueva investigación, parece que somos capaces de elegir lo que
queremos recordar.
Dos investigadores estadounidenses de la Universidad de Oregon dicen tener
pruebas de que los seres humanos pueden influir sobre el contenido de sus
memorias.
Los doctores Michael Anderson y Collin Green han imitado la represión de
la memoria en el laboratorio.
Todo queda en el cerebro.
Según un artículo publicado en la revista Nature, los investigadores
descubrieron que las personas que se esfuerzan por olvidar determinadas
palabras deben esforzarse para recordarlas luego, incluso si se les ofrece
dinero.
"No creo que mis pacientes borraran sus memorias", dijo Anderson.
"Me parece que las suprimieron. Es decir, las memorias siguen ahí, pero es
difícil llegar a ellas".
Amnesia selectiva
En su opinión, esta investigación podría contribuir a la recuperación de
memorias suprimidas.
También podría ayudar a comprender por qué ocurre la amnesia selectiva.
Este tipo de amnesia puede estar relacionado con los traumas sufridos por
víctimas de abusos en la infancia o del síndrome de estrés
post-traumático.
Los investigadores notaron que la intensidad del olvido depende del número
de intentos para suprimir las memorias no deseadas.
El olvido puede estar relacionado con el estrés.
Anderson se sorprendió al constatar que, a medida que ofrecían a los
sujetos del experimento más claves recordatorias de las memorias que
trataban de olvidar, se acentuaba la capacidad de olvidar.
"Esto es lo opuesto de la intuición, según la cual una mayor cantidad de
claves recordatorias debe ayudar a mejorar la memoria".
Memorias no deseadas
"Cuando las claves se hacen inevitables, las personas tienen que aprender
a adaptar sus patrones internos de pensamiento cada vez que encuentran
una, para poder evadir las memorias no deseadas", explicó.
Esto se ajusta al descubrimiento de que quienes han sufrido abusos
sexuales en la infancia a manos de una persona de confianza - por ejemplo,
uno de los padres - tienen mayores probabilidades de informar que
olvidaron el abuso, que las víctimas de extraños.
Anderson admite que, a partir del estudio, no se puede llegar a
conclusiones firmes sobre la supresión de memorias traumáticas
porque los
ensayos se basaron en pares de palabras simples, sin carga emotiva para
los individuos estudiados.
Sin embargo, cree que la investigación podría ayudar a entender cómo se
controla la atención y los efectos de la edad o las enfermedades.
También podría ser útil en el tratamiento de personas que estén tratando
de superar la adicción a drogas, quienes suelen tener dificultades a la
hora de suprimir pensamientos involuntarios.
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/science/default.stm
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Última modificación de la página:19/02/2004
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