Autodidactas después de todo  

 

Desde hace décadas, en los colegios y universidades se han implementado materias y cursillos de apoyo para ayudar a los estudiantes a mejorar en la lectura y en la metodología de estudio. Sin embargo, las estadísticas y la experiencia señalan que la metodología en el trabajo mental se aplica con dificultades o de una manera que uno podría considerar de muy baja asimilación. Generalmente, los estudiantes apenas cuentan con rudimentos de técnicas de estudio que aprenden en las instituciones o desarrollan intuitivamente.

En realidad, no sólo se trata de incorporar una metodología en el tema del trabajo mental sino que incluso se deben vencer resistencias muy variadas y que pueden relacionarse con prejuicios, equívocos de actitud, cuestiones de orden cultural y también de carácter psicológico.

El problema del estudio - o trabajo mental - permanece intacto y se refuerza dramáticamente en la cultura contemporánea. Actualmente, el problema del trabajo mental no sólo afecta a estudiantes jóvenes, sino que incluye a los adultos que se ven incorporados necesariamente a la capacitación continua o a la actualización profesional permanente. El adulto, sin metodología y sin habilidades suficientes, puede sucumbir ante las exigencias y quedar "fuera del juego".

Consideramos que el error que habitualmente cometemos es el suponer que naturalmente ya estamos en las mejores condiciones posibles para leer, pensar y aprender algo y no darnos cuenta qué es lo que está sucediendo cuando intentamos aprender o pensar de la manera en que lo hacemos. Y creemos también que este no es un problema exclusivo de los jóvenes - incluye extensamente a los adultos - ni de la educación formal recibida, incluye a egresados universitarios.

Además de los aún escasos resultados globales generados con los recursos habitualmente implementados por las instituciones, nos queda en claro que ser estudiante no es una condición pasiva sino una actividad que debiera mejorar mucho más con la práctica que con la información teórica acerca del acto de estudiar.

Hoy día, estudiar sigue siendo una actividad basada mayoritariamente en el esfuerzo y talento personal, en la intuición afortunada y en una metodología parcialmente o escasamente asimilada. Y sin la motorización personal, sin la actitud individual indispensable, el cuadro es mucho peor.

Con justificación razonable, el sistema no parece alentar al individuo autodidacta pero, hasta el momento, la experiencia señala que dependemos de poseer su actitud y sus habilidades: rara vez un verdadero autodidacta aprende menos de lo que necesita. No obstante, todos somos autodidactas: nadie estudia por uno ni nos alivia la tarea asumiendo parte del esfuerzo. De hecho, la educación formal reconoce ampliamente la necesidad de desarrollar las habilidades del aprendizaje autónomo. Siempre aprendemos solos, aún cuando estemos haciéndolo formalmente. Estudiar no difiere demasiado de cualquier actividad que nos exija un control lúcido de procesos y resultados. Aprender estudiando no se da meramente por el acto de estudiar ni por el acto de estudiar con el método adecuado, sino con el plus característico del autodidacta: intención aplicada y lucidez en la actividad.

Patricio Jorge Vargas Gil
patriciovargas@mentat.com.ar


 

 

 

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Última modificación de la página:19/02/2004

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