Contemplaré
las estrellas
Todos los días
cuando despierte seguiré este plan de batalla antes de ser capturado por
las fuerzas de la tristeza, de la auto-compasión y del fracaso:
* Si me siento deprimido, cantaré.
* Si me siento triste, reiré.
* Si me siento
enfermo, redoblaré mi trabajo.
* Si siento miedo, me lanzaré adelante.
* Si me siento inseguro, levantaré la voz.
* Si siento pobreza, pensaré en la riqueza futura.
* Si me siento incompetente, recordaré éxitos del pasado.
* Si me siento insignificante, recordaré mis metas.
Habrá días cuando tenga que luchar constantemente contra fuerzas que me
desgarrarían. Aunque el desánimo y la tristeza son fáciles de reconocer,
hay otros que se nos aproximan con una sonrisa y con un amistoso apretón
de mano pero también pueden destruirnos.
Contra ellos, también, debo estar siempre alerta:
* Si se apodera de mí la confianza excesiva, recordaré mis fracasos.
* Si me siento inclinado a entregarme con excesos a la
buena vida, recordaré hambres pasadas.
* Si siento complacencia, recordaré mis competidores.
* Si disfruto de momentos de grandeza, recordaré
momentos de vergüenza.
* Si me siento todo poderoso, procuraré detener el viento.
* Si alcanzo grandes riquezas, recordaré una boca hambrienta.
* Si me siento orgulloso en exceso, recordaré un momento de debilidad.
* Si pienso que mi habilidad no tiene igual, contemplaré las estrellas.
De "El Vendedor más Grande del Mundo", Og Mandino.
PENSAMIENTO:
“No me siento
desanimado porque todo intento erróneo descartado es otro paso hacia
adelante.”
-Thomas A. Edison
Este artículo es
reproducido del Boletín-e Grupo Desarrollo Humano
http://GDHumano.tripod.com
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