Grosor de la corteza
cerebral e inteligencia
Estudios anteriores habían mostrado que la
inteligencia y la capacidad cognitiva están correlacionadas con la
estructura y el funcionamiento de regiones específicas del cerebro.
La asociación entre el grosor cortical regional y la inteligencia ha
sido muy poco estudiada, y la mayor parte de los estudios previos en
niños normales se han basado en muestras relativamente pequeñas. Por
ello, al disponer de mejores medios técnicos y una muestra mucho
mayor, los autores del nuevo estudio han conseguido examinar con
mayor profundidad y fiabilidad esta relación, y han identificado
áreas cerebrales donde el grosor cortical está asociado con la
eficacia cognitiva.
El grosor cortical puede, entre otras cosas, reflejar la cantidad de
conexiones complejas entre las células nerviosas. En otras palabras,
cortezas más gruesas tienden a tener conexiones más sofisticadas,
con las obvias consecuencias positivas sobre la capacidad cognitiva.
En el nuevo estudio se logró detectar un vínculo positivo entre el
grosor cortical y la capacidad cognitiva en muchas áreas de los
lóbulos frontal, parietal, temporal y occipital. Las regiones donde
esta relación es más marcada son aquellas zonas donde la información
converge desde varias regiones del cerebro para ser procesada.
Uno de los hallazgos más importantes de este estudio es que confirma
el modelo distribuido de la inteligencia, un modelo de
funcionamiento del cerebro en el que múltiples áreas del cerebro
están involucradas en las diferencias de capacidad cognitiva, en vez
de lo propuesto en el modelo tradicional según el cual existe sólo
un centro o estructura importante que determine la capacidad
cognitiva de la persona.
Un conocimiento más profundo del funcionamiento normal de las
habilidades cognitivas constituye un primer e importante paso para
averiguar las causas exactas del declive cognitivo observado en las
personas mayores, así como en otras personas afectadas por
patologías de diferentes clases, como la esclerosis múltiple, la
esquizofrenia, la depresión y el retraso mental. Ese conocimiento
puede acabar conduciendo a intervenciones que ayuden a aliviar o
prevenir el declive de las funciones cognitivas u otros problemas
mentales.
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