Sea creativo e innovador   

 

 

Pero innovar produce miedo a muchas personas. Se preguntan si en realidad conviene cambiar las cosas tal cual están. Si ello no les traerá problemas en vez de beneficios. Temen romper la inercia existente; temen a lo desconocido. Analicemos, pues, esta cuestión.

Temor a cambiar las cosas

Si hasta ahora lo que hacemos nos produce excelentes resultados, somos competitivos y cada día ganamos mayor cuota de mercado, esto nos induciría a pensar en dejar todo como está. Muy bien, asumamos que lo hacemos. ¿Podemos creer, por ventura, que los factores que hasta ahora nos han diferenciado, cuando pase el tiempo lo seguirán haciendo? ¿No serán copiados y superados por nuestros competidores? Porque todo producto excelente se transforma en un objetivo a lograr, y de ser posible, superar. Entonces, ¿no debemos mantener la guardia alta para dificultar a nuestros competidores su accionar? ¿Cómo lo haríamos? Justamente, mediante la creatividad y la innovación. Nuestro temor a cambiar las cosas tal cual están se disipa y aparece el verdadero problema: quedarnos sin hacer nada, durmiéndonos en los laureles, y ser superados con una mejor oferta por el resto de empresas.

Temor a romper la inercia existente; temor a lo desconocidos

Volvemos al punto anterior. La inercia tiene un lado positivo y uno negativo. El positivo se basa en el hecho de que, al hacer mucho tiempo lo mismo, se alcanza un dominio y experiencia formidables. Lo negativo es que junto a esta experiencia, se adquiere cierta comodidad, y con el tiempo, dificultad para cambiar. Lo problemático de la inercia es justamente eso, la dificultad para, aún sabiendo que son necesarios, encarar cambios e implementar innovaciones.

Con la inercia nos quedamos estancados, no progresamos. Dejamos de ver nuevas oportunidades de negocio. Evitamos sacarle provecho a las enormes sinergias que producimos. No modificamos ni adecuamos nada. Los productos y servicios quedan como siempre fueron. Entonces, ¿qué es peor, la inercia o el cambio?

Queda todavía una cuestión: el miedo a lo desconocido. Todo cambio está inmerso en un marco de incertidumbre, pero sabemos que puede acotarse si trabajamos con método y nos informamos adecuadamente. La incertidumbre no es mala; forma parte de nuestra vida cotidiana. ¿O acaso sabemos a ciencia cierta qué sucederá mañana? Podemos estar preparados de la mejor forma, pero hay ciertos imponderables que no podremos controlar. Pero eso no debe paralizarnos. Debemos estar preparados para ofrecer lo mejor de nosotros en el campo de los negocios.

Ya sabemos que hay imponderables ajenos a nuestro control. Muy bien, pero nos esforzaremos por acotarlos y reducir drásticamente su influencia, si logramos anticiparnos a ellos. Si hay que cambiar, actualizarnos o innovar, intentaremos conocer y controlar todas las variables que podamos, preparando de la mejor manera tanto a la empresa como al producto para que hagan frente a los nuevos desafíos. Pero frenar nuestro avance por miedo a lo desconocido, no sólo que no es adecuado desde el punto de vista emprendedor, sino que con el tiempo, conformará una suerte de parálisis en nuestra capacidad de reacción.

Piense en el cliente, en la manera en que su empresa puede servirle mejor. ¿Qué estructuras rígidas y burocráticas podrían modificarse, de manera de tornarlas flexibles y dinámicas, capaces de brindar una mejor respuesta? ¿Qué servicios le han pedido sus clientes, y hasta ahora, no se han implementado? ¿Ha realizado estudios, y considera que sería conveniente y muy beneficioso exportar su mercadería, pero todavía no se animó a proponer esta iniciativa? Rompa entonces las barreras del temor, y asuma el cambio. Trabaje con equipos interdisciplinarios. Integre a toda la empresa en el nuevo proyecto.

Usted sabe que los ciclos de vida de sus productos o servicios serán cada vez más cortos, desde su nacimiento hasta su muerte. En un escenario en donde esto sucede, y donde hay multitud de competidores que cuentan muchas veces con idéntica tecnología y manera de hacer las cosas, haga trabajar a Investigación y Desarrollo, Marketing y Producción en la concepción, desarrollo y puesta en el mercado de nuevos productos o servicios que satisfagan las cambiantes necesidades de los clientes. Mire siempre hacia el mercado, oriéntese a través de lo que ya deja de ser una tendencia y se convierte en un incipiente reclamo de los consumidores.

Si es necesario, cambie su forma de trabajar: aprenda y aplique nuevas habilidades y conocimientos, reciba ideas y sugerencias de profesionales ajenos a su actividad. Sepa delegar en sus colaboradores la toma de multitud de decisiones, evitando así la excesiva centralización y la burocracia. Fusione tareas y reduzca controles improductivos. Haga mucho más en menor tiempo. Oriéntese a resultados, recompensando bien a sus colaboradores por su concreción y superación.

Braimstorming

Valore y promueva el Capital Intelectual que existe en su empresa, fruto del profesionalismo y capacidad de todos sus colaboradores y directivos. Establezca espacios donde cada equipo de trabajo pueda desarrollar nuevas ideas, utilizando métodos como el brainstorming, desarrollado por Alex F. Osborn y publicado en su libro Applied Imagination. ¿Cómo funciona? Veamos un ejemplo:

  • Un grupo de personas (no muy numeroso, para que todos puedan participar activamente) se ubica en una sala, alejada del ruido y ajetreo del resto de la oficina, confortablemente dispuesta, donde los participantes se sientan realmente cómodos.

  • No deben existir objetos, cuadros o vistas que distraigan la atención del grupo, como tampoco se permitirá que ingresen personas ajenas al recinto, ni que se reciban llamados ni mensajes. Los teléfonos celulares estarán apagados. Se evitarán los horarios posteriores al almuerzo, para no sufrir la pesadez de la digestión.

  • A la cabeza del grupo hay un moderador, que cuenta con una pizarra para anotar las ideas que surjan.

  • Se establece un tema-objeto, por ejemplo: ¿cómo podríamos mejorar nuestro servicio de envío de folletería? El grupo se aboca a generar ideas para resolver el tema. Para ello, apela a la imaginación y la capacidad de combinar ideas.

  • Cada integrante, cuando llega su turno, aporta una idea. Nada se censura previamente, y no importa que a primera vista lo que se ha dicho suene disparatado; quién sabe, tal vez una variante de eso sea la solución. Por el momento, el moderador consigna las ideas en la pizarra y encauza la sesión sin entrometerse ni brindar preconceptos u opiniones que distorsionen o dirijan en determinado sentido la espontánea creatividad del grupo.

  • El objetivo es lograr, en el tiempo asignado a la sesión, la mayor cantidad de ideas que directa o indirectamente se relacionen con el tema. ¿Cincuenta, cien ideas? Cuantas más, mejor.

  • De todo ese volúmen creativo se elegirán luego las más relevantes, en virtud de distintos criterios de selección: porque además de resolver el tema permiten nuevas posibilidades, porque mejoran lo que hacemos de una forma sustancial con fuerte ahorro de tiempo y dinero, etc.

A la hora del cambio

Todo cambio puede generar ansiedad, desconcierto y a veces rechazo en las personas. Para muchos, cambiar es dejar de lado la rutina y sus pequeños privilegios: hacemos lo que ya dominamos, sabemos cómo manejarnos en ese contexto, y trabajamos sin los posibles sobresaltos que, al principio y como es natural, surgen al manejar algo nuevo. Otras veces, la resistencia al cambio se sustenta en una mala información previa sobre las posibilidades, alcances y beneficios de la nueva propuesta. Nadie puede apreciar ni valorar lo que desconoce, y en este caso ha fallado el necesario periodo de adaptación del grupo de colaboradores. El mismo debería siempre incluir procesos formativos, reuniones para despejar dudas y cierta ejercitación para dominar los nuevos procesos.
Entonces, prepare a su grupo, intentando:

  • Explicar detalladamente por qué se decidió por el cambio; qué ventajas reportará su concreción; qué errores u omisiones se compensan ahora, que la anterior forma de hacer las cosas no permitía y sobre todo, las posibilidades de crecimiento que el nuevo enfoque brindará de aquí en más.

  • Demostrar que este crecimiento también repercute a nivel profesional, porque todo cambio implica aprender infinidad de cosas y es una excelente oportunidad para asumir nuevos desafíos. ¿Deberemos realizar un curso de informática? ¿Manejar Internet con mayor profundidad? ¿Trabajar sobre ciertas habilidades directivas? ¿Relacionarnos con clientes de mayor envergadura? Todo servirá para crecer profesionalmente, y eso hay que destacarlo.

  • Solicitar la colaboración, apoyo y compromiso de todo el grupo para llevar adelante con éxito el cambio previsto, brindando la oportunidad y los medios para que todos participen en el proceso, desde su concepción hasta su implementación.

Juan Javier Álvarez
http://www.navactiva.com/

 

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