El desarrollo
intelectual en la adolescencia
Artículo extraído de
Solohijos.com
Estáis mirando las noticias en televisión y comentas
con tu hijo algún aspecto de la actualidad. Desde luego, las cosas
han cambiado. Ya no es un niño y lo notas. Puedes hablar con él de
otra manera, sabe valorar las posibilidades para afrontar un
problema, está adquiriendo capacidad crítica... en definitiva, está
desarrollando el pensamiento formal. Los padres desempeñamos un
papel decisivo en la madurez intelectual de nuestros hijos
adolescentes. Ten en cuenta que en la aparición del pensamiento
formal influye enormemente el ambiente que les rodea.
Los años infantiles previos a la adolescencia son realmente
cruciales. De hecho, en ellos se sientan las bases de la futura
persona. Por eso no es en absoluto vano el celo de los padres por
preservar el estado de salud de sus hijos y por ofrecerles la mejor
educación.
Pero si eso es válido para todos los aspectos de su personalidad,
resulta definitivo para su desarrollo intelectual. A lo largo de la
infancia se produce el desarrollo de la percepción a través de los
sentidos; se desarrollan capacidades como la memoria, la imaginación
y la atención; se adquieren instrumentos básicos como el lenguaje y
el cálculo; se consigue, finalmente, un amplio bagaje de
conocimientos concretos a partir de la experiencia y la enseñanza
sistemática…
Y, por fin, con la llegada de la adolescencia, tiene lugar la
eclosión del pensamiento... Logrará, al final del proceso de
desarrollo, no sólo comprender la realidad que le rodea, sino
conocer y comprender lo posible, lo probable, lo lejano, lo
abstracto... Será capaz de llegar al estadio intelectual más
evolucionado, más propiamente humano.
Naturaleza del pensamiento formal
Este último estadio en el desarrollo intelectual es lo que se conoce
como el pensamiento formal. De hecho es una nueva manera de pensar.
De forma progresiva adquirirá capacidad para valorar distintas
posibles soluciones a un problema, podrá prever las consecuencias de
actuaciones presentes, adquirirá capacidad crítica al ser capaz de
relacionar realidades concretas con reglas generales o abstractas y
podrá reflexionar sobre diferentes realidades posibles.
A medida que vaya dominando con eficacia estas nuevas capacidades,
disfrutará conversando con sus amigos sobre las realidades
trascendentales de la vida, hará uso de la crítica, al principio de
manera muy tajante, y será capaz de delimitar sus aspiraciones de
futuro de una manera realista.
- "He decidido -me confesó un día una alumna de 15 años- que no
dejaré los estudios y que acabaré la Secundaria. He pensado
-continuó- que si no tengo estudios me será más difícil encontrar un
buen trabajo que me permita independizarme… Y además es una tontería
haber estudiado tantos años para nada."
Mi sorpresa fue mayúscula al escuchar su razonamiento pues conocía
su obstinación por dejar los estudios.
Pero esta nueva capacidad que le permite analizar sus posibilidades
y establecer hipótesis sobre su futuro, por tan poderosa, le amenaza
y le confunde. Se asusta cuando al establecer una relación lógica de
acciones para lograr lo que se propone, constata que algunas cosas
del presente (presión de los amigos, pereza, problemas con los
estudios) le tienen atrapado y no sabe cómo salir.
Y en medio de su incertidumbre, a veces, se deja llevar por los
acontecimientos y aplaza la toma de decisiones, vive el presente y
se evade de la responsabilidad de su futuro.
La misma alumna, añadió a lo largo de nuestra conversación:
- "Lo que pasa es que cuando tengo que ponerme a estudiar me da
mucha pereza, luego me pongo, pero me quedo como atontada. Sé que lo
tengo que hacer pero no sé qué me pasa... No sé si haré nada."
Estaba confusa, quería pero no estaba segura de querer intentarlo.
Desarrollo del pensamiento formal en la adolescencia
El desarrollo del pensamiento formal en la adolescencia se produce
de una forma significativamente diferente al desarrollo físico.
Mientras que éste se produce de una forma progresiva, relativamente
rápida (tres o cuatro años) y en una secuencia semejante en la
mayoría de los individuos, el desarrollo intelectual tiene lugar con
más lentitud (siete u ocho años), en una progresión irregular y con
notables diferencias entre unos y otros.
A los 11 o 12 años se suele producir un cambio brusco en la manera
de pensar de los chicos y chicas. Reúne algunas características del
nuevo estadio aunque aún es muy rudimentaria. Pero no será hasta los
20 años o más cuando bastantes de nuestros hijos alcanzarán una
cierta plenitud del pensamiento formal.
La pubertad, y con ella los cambios físicos y fisiológicos que la
determinan, es un cambio necesario y predecible que acaece con
escasa participación de las influencias del medio. Sin embargo, las
habilidades intelectuales propias del pensamiento formal constituyen
un cambio que no necesariamente se da en todos los individuos y que
depende de las influencias del ambiente.
Los cambios físicos de la pubertad son fruto de la dotación
genética, sin embargo, los cambios en la estructura del pensamiento
necesitan la influencia positiva del ambiente. Se ha podido llegar a
esta afirmación tan rotunda al constatarse que, en algunas de las
sociedades, ninguna persona adulta demostraba competencia para
superar con éxito algunas pruebas que requerían habilidades
intelectuales propias del pensamiento formal y que no habían sido
desarrolladas previamente.
La conclusión educativa para los padres resulta evidente: tienen que
asegurar la estimulación sensorial e intelectual en la edad infantil
y ofrecer al hijo o hija entre 11 y 20 años ocasiones de reflexión y
de diálogo sobre asuntos diversos. Además, en ambas edades, será
crucial, por su influencia, la elección del mejor centro educativo
posible.
José María Lahoz García
Pedagogo (Orientador escolar y profesional), Profesor de Educación
Primaria y de Psicología y Pedagogía en Secundaria.
© Copyright Solohijos 1, S.L.
http://www.solohijos.com/html/articulo.php?idart=55
Comparte esta información
Guarda este artículo en formato PDF
|