A dificultades comunes, soluciones simples
Cuando estudiamos o seguimos instrucciones para lograr algo, eventualmente
cometemos errores o nos estancamos. Analizando las dificultades, veremos
que no hay demasiadas variantes y que las soluciones están de la mano de
la sencillez o el sentido común.
Los errores en un procedimiento pueden ser:
-
El procedimiento empezó a funcionar muy bien pero nos distrajimos o lo
abandonamos sin terminarlo. A veces, esto causa problemas con el siguiente
procedimiento; así que, lo más adecuado es verificar los pasos previos que
hemos dado y terminar los que dejamos incompletos.
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No comprendimos el procedimiento e hicimos algo distinto a lo sugerido. La
solución es estudiarlo de nuevo y hacerlo bien, enfocándonos en comprender
antes que en aprender.
-
Intentamos hacer las cosas en un momento en que somos incapaces de
concentrarnos, sea por la razón que fuera. La solución es volver a
realizar el procedimiento en un momento en el que nos sintamos mejor o
usar procedimientos que se dirijan al resultado deseado más directamente y
que no dependan mucho de nuestras capacidades (analogía: la diferencia
entre hacer un cálculo mentalmente o utilizar una calculadora).
-
El procedimiento es demasiado difícil y en realidad no comenzó nunca.
Estamos fuera de nivel. Sólo hay que percatarse de que esto es lo que
sucede y retomarlo, o acudir a pasos intermedios (esto último es lo mejor
que podríamos hacer).
-
Ya habíamos alcanzado el resultado deseado; sin embargo, continuamos
intentando llegar más lejos y notamos que la situación empeora. Si es así,
localizamos cuando realmente nos iba bien en el procedimiento y detectamos
el punto donde se completó el objetivo inicial. Después de ello pasamos al
siguiente objetivo. Este punto, siendo el más benigno, es el de mayor
sutileza y requiere un poco más de análisis para corroborar si es el caso
en el que nos encontramos (analogía: la diferencia entre estar
concentrados en algo y estar obsesionados por ello).
Dos claves
-
Algunos procedimientos, lógicamente, nos resultan más fáciles de hacer que
otros, y los más fáciles serán los que mejor funcionarán si nos
encontramos en un nivel más bajo de nuestra habilidad y capacidad de
concentración habituales. Por lo tanto, es mejor que no descartemos a los
procedimientos que nos parecen demasiado fáciles o simples pues son los
únicos que funcionarán si estuviéramos en malas condiciones.
-
Si nos desorientamos demasiado por descuidarnos y saltear partes en las
instrucciones del procedimiento, démonos un poco de tiempo para despejar
la mente, luego retornemos y hagámoslo correctamente, de a un paso a la
vez, en lugar de intentar hacerlo todo junto.
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