Dos caras - Hablar y escuchar
En general, los expertos
en comunicación dicen que la misma tiene dos caras: emitir y recibir,
hablar y escuchar. Sin embargo, solemos pensar que hablar es más
importante que escuchar. Se suele dar por hecho que cuando la persona no
habla está escuchando.
Por mucho tiempo se pensó que el escuchar era un estado pasivo y se
consideró que si una persona sabía hablar bien y con buen tono, sería
mejor interpretada.
El hecho de escuchar siempre se dio por sentado y no se cuestionó como un
tema que pudiese ocasionar problemas pero, a medida que las
investigaciones fueron avanzando respecto a las conductas y formas de
comunicarnos, se pudo detectar que no sólo las personas no escuchan bien
sino también que les cuesta ser escuchadas y aceptan que escuchan mal en
un contexto general.
La mayoría de los buenos comunicadores centran la prioridad de una buena
comunicación en el escuchar efectivo.
Los bajos rendimientos empresariales se deben a que los directivos no
escuchan al mercado, ni a sus clientes, ni a sus empleados. En otras
palabras, oír no es escuchar.
Diariamente observamos la falta de escucha en todos los niveles, y
mientras no se revierta el concepto y diferencie entre oír y escuchar, no
seremos capaces de comunicarnos efectivamente. Parte del deterioro
constante del aprendizaje se debe precisamente a una comunicación
defectuosa y una mala escucha, generando falta de atención, concentración
y comprensión.
Los estudios sobre la comunicación humana han demostrado que el escuchar
está sujeto a una continua variación; de acuerdo a cómo se ve, se siente y
percibe lo que se escucha. Los seres humanos son sistemas cerrados; en
otras palabras: "lo que les sucede en su interaccionar está determinado
por su propia estructura y no por el agente perturbador". Cada persona
interpreta individualmente la realidad que le rodea; escuchamos, vemos y
sentimos aquellas cosas que nuestra estructura biológica nos permite de
manera predeterminada.
La comunicación depende no de lo que se dice, sino de qué pasa con el que
la recibe; generalmente, no tenemos en cuenta que el comunicado puede ser
distinto para la persona que lo transmite que para el que lo recibe.
El oír es biológico, nuestra estructura física nos permite percibir
sonidos en mayor o menor grado. El escuchar pertenece al mundo
interpretativo del lenguaje, implica la comprensión e interpretación
personal del lenguaje y jamás es pasivo, ya que la capacidad de escucha se
extiende también a la estructura interna de la persona aun cuando no hay
sonidos. Escuchamos los silencios del otro, sus gestos, sus posturas y le
damos una interpretación personal.
El ser humano genera pensamientos, que generan ideas, que generan
palabras, que generan escucha interna, que generan acción, que generan
realidad subjetiva.
Nuestro dialogo interno nos lleva a estar en una constante escucha
interna, esto interfiere en el aprendizaje, en la concentración y en la
comprensión; por lo tanto, es importante destacar que, para escuchar
efectivamente, la persona debe aprender a controlar sus emociones,
impulsos, tendencias y a buscar un enfoque amplio para lograr una escucha
mejor.
Recordar que escuchar:
" ES LA MITAD DEL SECRETO DE LA COMUNICACIÓN.
" ES EL ESCUCHAR LO QUE CONFIERE SENTIDO A LO QUE DECIMOS.
" ESCUCHAR ES LO QUE DETERMINA EL SENTIDO DE LA COMUNICACIÓN.
" MENSAJE EMITIDO NO ES IGUAL A MENSAJE RECIBIDO
Verónica Cerón
NLP International Trainer
vceron@mentatcom.ar
Volver
Otros temas
|