Los
retos de la educación en el nuevo milenio
En los albores del siglo XXI, la educación y sus actores nos enfrentamos a
una de las necesidades de reforma, de actualización, de mejora y
adecuación más importantes de nuestra historia reciente. ¿Qué hacer ante
la inminente globalización, no sólo económica sino en todos los rubros de
nuestra vida cotidiana? ¿Cómo enfrentar la enorme competitividad cada vez
más exigente y exigida? ¿Cómo dar alcance a las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación (NTIC)?
El reto es, además, cómo enfrentar los requerimientos de una educación
integral versus la decadente superespecialización, de qué forma incorporar
aspectos que estaban ocultos o velados detrás de las currículas formales.
Estamos preparados o preparándonos para hacer frente a las cada vez más
exigidas competencias profesionales.
Cómo desarrollar en los alumnos las habilidades (más mentales, de diseño)
y las destrezas (más manuales – operativas) que el mundo laboral exige.
Cómo abordar el caso de los valores o las actitudes requeridas en el
trabajo; la conciencia ecológica (el nuevo concepto de sustentabilidad) o
la innovación y creatividad, si no tenemos padres y maestros con dicha
formación.
Cómo le hacemos todos para formar y educar a la generación de la
virtualidad, que ya se encuentra entre nosotros; educar a los jóvenes
índigo o los niños cristal que ya están aquí.
Para contestar estos críticos cuestionamientos es necesario revisar a
profundidad todo el sistema educativo, ya que no podemos enfrentar nuevos
problemas con viejos paradigmas.
Es urgente revisar las demandas del entorno social de manera permanente,
estamos ante una realidad económica–social–política–productiva
extremadamente cambiante, a tal grado que los escenarios internacionales,
nacionales y regionales pueden dar giros inesperados y bruscamente
impredecibles.
Nos referimos a tratar de resolver nuevos problemas con soluciones
obsoletas, lo que nos daría tal vez soluciones de forma pero nunca de
fondo.
No estaríamos construyendo prospectivamente escenarios deseables,
escenarios que no vemos tan lejanos, que ya se encuentran ante nosotros,
como son: una alta competitividad, la omnipresente globalización, un
urgente desarrollo sustentable, la necesaria formación valoral, una
inminente aparición de escenarios alternativos, así como una vertiginosa
presencia de nuevas y sorprendente tecnologías.
Bajo esta perspectiva los retos de la educación para el nuevo milenio se
podrían resumir en los siguientes aspectos: Eficiencia productiva.- El
reto de lograr mejores y mayores productos con el mínimo esfuerzo y la
mínima inversión de insumos.
Aprender a aprender.- La habilidad de aprender en la vida, para la vida y
de por vida (basada en principios fundamentales; lectoescritura, análisis
lógico–matemático y habilidad de expresión.
Formación valoral.- El reto de ir de lo declarativo a lo vivencial, ya que
los valores se viven no se enseñan o transmiten.
Equidad presupuestal.- El reto de apoyar a todos los sectores educativos
en función de la calidad educativa. Vgr. Las escuelas de calidad del
gobierno federal.
Evaluación cualitativa .- El reto que significa cambiar de la medición del
examen objetivo a la cualificación de aspectos actitudinales y afectivos
(visión holística).
Calidad e innovación educativa.- Elevar los procesos de E–A a estándares
de calidad, cambiando lo obsoleto, incorporando tecnologías, rompiendo
esquemas tradicionales, etc.
Democratización de la escuela.- En su sentido más amplio, buscar la
participación y el involucramiento de todos y cada uno de los que
intervenimos en estos espacios de formación; profesores, alumnos, familia,
autoridades educativas, comunidad, autoridades políticas.
Federalismo.- La capacidad real de adaptar la escuela a las
características propias de cada estado y cada pequeña región del país.
Cultura.- El reto y la posibilidad de un desarrollo armónico, incluyente
en aspectos estéticos y realmente formativos.
Como podemos darnos cuenta los retos son magníficos, requerimos cambiar
hacia procesos de formación más que de información solamente, donde
logremos en los alumnos una auténtica convergencia de saberes: el saber
conceptual (saber saber), el saber procedimental (saber hacer), el saber
actitudinal (saber ser), el saber socialmente compartido (saber con el
otro), lo que seguramente nos conduciría a lograr niños y jóvenes
creativos, innovadores y emprendedores. Asunto que se antoja por demás
difícil con el sistema educativo nacional que tenemos actualmente.
Por: Rolando Cruz
El Siglo
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Última modificación de la página:21/11/2007
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