El enemigo interior
Es un lugar común en la cultura humana el famoso lema
"Conócete a ti mismo". La principal razón de su vigencia clásica reside en
que todo el poder y toda la debilidad de nuestro existir están ocultos en
nuestro interior.
Nuestra civilización ha avanzado enormemente en conocimientos y
tecnología. A cada minuto estas cosas se multiplican
abrumadoramente. Sin
embargo, seguimos en la misma ignorancia individual acerca de nosotros
mismos, desde el principio de los tiempos.
Esta ceguera natural hacia nosotros mismos es una puerta abierta o vía de
escape para nuestro comportamiento inconsciente y nuestras inercias,
nuestras ensoñaciones y automatismos.
Las arremetidas de nuestros diferentes automatismos son, por su propia
naturaleza, imprevistas. Estos ataques y arremetidas pueden ser tan
inesperados como violentos; es por ello que tiene sentido permanente el
lema "Conócete a ti mismo".
Si deseamos iniciar una experiencia de incremento de nuestras capacidades
es necesario que asumamos vivir más alertas, como “guardias en la noche“,
preparados para evitar las arremetidas de nuestro enemigo interior. Sólo
si nuestro "cuartel" se halla bien vigilado no tendremos intrusos
dispuestos a irrumpir. En esto radica precisamente el autocontrol o
autodominio lúcido. En mantener una lucidez vigilante, no hacia afuera,
sino hacia uno mismo.
Ahora bien, cuando un guardia vigila un cuartel para evitar intrusos,
realiza una vigilancia cuidadosa en cada uno de los rincones, en todas y
cada una de las posibles entradas. Es así que se debe mantener la atención
bien distribuida en todo aquello que realmente somos, en lo que hacemos y
en todo lugar donde nos encontramos. Ese es quizás el más moderno sentido
que podamos hallar para el antiguo lema "Conócete a ti mismo".
Si no podemos recordarnos ni podemos observarnos en un momento dado, no
podremos siquiera darnos cuenta de lo que estamos haciendo, de lo que
realmente somos, ni del lugar donde nos encontramos. De nada nos servirán
las fabulosas tecnologías de la materia y de la mente si continuamos
desconociéndonos y permaneciendo a merced de nosotros mismos.
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Verónica Cerón Mitchell
Patricio Jorge Vargas Gil
vceron@mentat.com.ar
patriciovargas@mentat.com.ar
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