¿Cómo encontrar ideas innovadoras?
Uno de los principales problemas que surgen a la hora de poner en marcha
una empresa es ¿Cómo encontrar ideas innovadoras?, ¿Dónde está el origen
de las ideas o proyectos que se convierten en empresas de éxito?
Se trata de mantener una actitud emprendedora ante el mundo que nos rodea,
identificar oportunidades y analizar con la
perspectiva de una actividad empresarial gran parte de las situaciones
cotidianas. Así lo están haciendo, por ejemplo, los emprendedores de
nuevas empresas entorno a Internet.
En muchos casos, la idea empresarial surge como consecuencia lógica de la
vida personal o profesional de sus promotores. Todos tenemos relación con
un sinfín de actividades económicas y empresariales, como consecuencia de
nuestro trabajo, nuestros propios hábitos de consumo o nuestros hobbies y
aficiones, que pueden generar ideas explotables
económicamente. Se trata de buscar un hueco en el mercado más que de
intentar revolucionarlo.
Se suele pensar que la única opción para poner en marcha una empresa con
éxito es descubrir algún producto o servicio absolutamente novedoso o
hacer algo que nadie más haga. Evidentemente, ser el único es una de las
posibilidades, pero si observamos a nuestro alrededor, lo habitual es que
muchas empresas compitan ofreciendo los mismos productos y servicios. Lo
que cada una de estas empresas está haciendo es diferenciar su producto o
servicio del de los demás, intentando así captar la atención de sus
clientes, por ejemplo, siendo la más barata, la más rápida, la que ofrece
mayores garantías, mejor trato al cliente o cualquier otro atributo que
haga su oferta más atractiva.
Pautas a seguir
Sí que existen caminos que podemos utilizar para concretar nuestro
espíritu emprendedor. A título indicativo, algunos son los siguientes:
1. Descubrir una oportunidad nueva.
2. Dar forma de empresa a habilidades o gustos personales.
3. Adaptar una idea existente en el mercado, aquí o en otro país.
4. Encontrar una nueva forma de producir o distribuir algo ya existente.
5. Perfeccionar un eslabón de la cadena de valor de un producto o
servicio.
6. Comprar una empresa.
7. Segregar una parte de una empresa.
8. Asociarse a una persona influyente.
9. Apostar por un emprendedor.
Como puede verse, la única forma no es empezar desde cero y crear una
empresa propia. Se puede ser emprendedor comprando una empresa en
funcionamiento o acudiendo al tópico de hacerse franquiciado de una marca.
Esta última es más una forma de autoempleo que una iniciativa empresarial
pero, curiosamente, recibe un amplio tratamiento en la mayor parte de la
bibliografía disponible en nuestro país sobre este tema.
Los cinco primeros caminos anteriores son los más puramente emprendedores.
El sexto y el séptimo tienen, además, un componente más técnico. Los dos
últimos no suelen dar resultado. Seguramente, lo más importante es que el
promotor o grupo de promotores del proyecto crean en su idea y estén
decididos a ponerla en marcha.
A partir de esta premisa, la primera recomendación es empezar a analizar
las posibilidades de la idea. No se trata solamente de reflexionar
con mayor detalle sobre sus posibilidades y características, sino de
contrastar opiniones con sus posibles usuarios y con expertos. Si tras
estos primeros contactos las sensaciones que hemos percibido son buenas,
ha llegado el momento de empezar a dedicar tiempo y esfuerzos al proyecto
sistemáticamente.
Planes de futuro
Cualquier producto o servicio tiene posibilidades de explotación
empresarial en función de que las tenga entre los consumidores del futuro.
No hay que pensar estáticamente, sino dinámicamente, ni en términos de
producto, sino de consumidor.
Una vez identificada la idea, plantear diversas
alternativas, analizarlas y elegir la idónea. No vale con una idea. Una
idea no equivale a una oportunidad de crear una empresa, salvo que sea
susceptible de ser explotada económicamente. A partir de ahí, los primeros
pasos deben incluir un análisis de las empresas que ya están operando en
el sector y sus posibilidades de reaccionar frente a nosotros, y una
reflexión sobre el binomio inversión inicial / nivel de experiencia
requerida y disponible.
Preguntas que pueden ayudar a identificar oportunidades:
- ¿Se puede hacer mejor este producto?
- ¿Se puede anticipar cambios en la tecnología de la fabricación?
- ¿Se podría prestar mejor este servicio?
- ¿Tiene algún defecto que se podría corregir?
- ¿Se puede utilizar para otra cosa?
- ¿Lega a todos los clientes posibles?
- ¿Se puede vender de otra forma?
- ¿Se está haciendo en otros sitios?
- ¿Hay oportunidades, entre las anteriores, que se pueden relacionar con
mis aficiones, gustos, intereses, y capacidades
Francisco Abad
Director de la Fundación Empresa y Sociedad
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