El lenguaje verbal,
debido a su gran influencia, nos hace altamente dependientes del mismo y
esto tiene enormes consecuencias en nuestra habilidad para procesar
información.
Nuestra forma de trabajar con el lenguaje verbal trae aparejados ciertos
inconvenientes cuando:
Adoptamos significados
acríticamente y éstos pueden ser incorrectos.
Adoptamos el
procesamiento de información en un modo lineal y articulado, y no siempre
es la manera más efectiva de procesar la información.
Desarrollamos poca
destreza para decodificar lo escrito puesto que nos conformamos con
duplicar las palabras en nuestra mente en vez de duplicar las ideas que
transportan.
Para leer y entender nos
hicimos dependientes del sonido de las palabras; algo completamente
accesorio y perjudicial ya que es un lastre para la destreza visual que
podríamos aplicar a la lectura.
La seducción y esclavitud
hipnótica que genera el lenguaje se manifiesta como confusión del "símbolo
que representa a la cosa" con "la cosa misma" (recordemos que el mapa no
es el territorio).