Para mejorar la
memoria de los niños, son útiles los juegos que requieren concentración y
la lectura
Cuando los menores no recuerdan en dónde dejaron algo o si hicieron la
tarea, pueden necesitar ayuda.
Es frecuente escuchar que los padres se quejan porque sus hijos “olvidan
todo” y responden “no me acuerdo” a cualquier pregunta sobre sus deberes
escolares, sus labores en el hogar o hasta por los conocimientos que
adquieren.
Sin duda, un problema serio. Pero no de memoria, como consideran algunos
padres, sino de atención y concentración. Un poco también de pereza o
falta de motivación de parte de profesores y allegados.
“En general, no hay ningún daño de tipo neurológico –dice María Claudia
Abello, psicóloga educativa–. Pero sí hay relación con problemas de
aprendizaje porque al no poner atención, los niños tienen una memoria
inmediata pero no a largo plazo”, agrega.
Cada caso es diferente
“Exceptuando aquellos niños que tienen alguna limitación en su desarrollo,
los que presentan dificultades de aprendizaje o trastornos de atención,
todos los demás están en capacidad de retener y evocar información de
manera adecuada”, explica Lucía Vargas Posada, psicóloga infantil y de
familia.
Pese a ello, hay que entender que algunos graban mejor lo que ven, otros
recuerdan fácilmente lo que escuchan y muchos requieren información
multimodal (auditiva, visual y táctil), para asimilar nuevos conceptos,
integrarlos y evocarlos posteriormente.
La cuestión, sin embargo, no es tan sencilla. Es necesaria la motivación y
la atención para lograr recordar. “Si analizamos las fallas de memoria,
podemos encontrar que algunos niños olvidan datos que no les interesan,
como un mensaje que le dejan a la madre por teléfono. Pero no pedir dinero
para la merienda o que el padre dijo que irían a comer un helado”, explica
Vargas.
En esta problemática intervienen muchos factores más. “Puede deberse a que
los niños dedican buena parte del tiempo a ver televisión; no tienen
conversaciones largas con sus padres, sino un simple hola; no tienen
contacto con sus abuelos quienes ocupaban horas contando historias a sus
nietos y desarrollando un importante campo de atención y concentración”,
dice Miguel de Zubiría, psicólogo y director de
la Fundación Alberto Merani.
Agrava la situación la actitud de los padres. Si ante un olvido de algo
importante o urgente, no pasa nada, no hay una consecuencia, es imposible
que el niño aprenda tempranamente que debe poner empeño en recordar y
cumplir con lo que se espera de él. Y si, por el contrario, no recibe
felicitación cuando hace el esfuerzo, es posible que pierda interés al ver
que no aprecian lo que hace bien.
Si el niño no recuerda en dónde dejó un juguete
y al otro día tiene uno nuevo,
los padres lo están volviendo irresponsable. En cambio, si dura un mes sin
el juguete…
Para ejercitarla
-
Motive a sus hijos a participar en la vida cotidiana, jugar y hacer
rondas, enviar mensajes sencillos, realizar dibujos con detalles próximos
a la realidad y recordar eventos en secuencias lógicas.
-
Promueva el orden en las actividades diarias. La desorganización
generalmente se acompaña de muchas fallas de memoria.
-
Invítelos a recordar en dónde dejaron un juguete y a que vayan a
rescatarlo; a leer rimas y canciones y cuentos, y a narrarlos en sus
propias palabras. También a realizar operaciones matemáticas rápidamente,
a armar rompecabezas y a participar en juegos de mesa que cada vez les
signifiquen más tiempo.
-
Planee en orden las actividades y estimule el aprendizaje y la activa
participación, pues se ha comprobado que se recuerda más fácilmente cuando
el niño explora y encuentra una respuesta, que cuando la escucha de un
adulto.
-
Evite que permanezca horas frente al televisor. En cambio, motívelo a
jugar con sus hermanos o amigos a actividades lúdicas, interesantes y de
creatividad.
-
Felicite al niño cuando se esfuerce en recordar, aunque al principio
requiera de algunas ‘pistas’ de parte del adulto.
-
Hágalo reflexionar sobre las consecuencias que tiene olvidar algo que es
importante para los padres o para él mismo.
No haga lo que no debe
-
No deje que sus hijos respondan “no me acuerdo” como una forma de evitar
la búsqueda de un objeto que dejaron en cualquier parte. Es el mecanismo
que utilizan para que usted u otra persona se encarguen de encontrarlo. Lo
emplean también para no tener que dar explicaciones, para no contar algo o
simplemente no establecer comunicación.
-
Si olvidan frecuentemente el cuaderno con la indicación de la tarea, no
les ayude a buscar la información con los compañeritos. Tampoco les ayude
a resolver a última hora los deberes que dejaron pendientes, como la
compra de materiales para un trabajo. Los niños deben aprender a enfrentar
las consecuencias de sus faltas de atención con los deberes escolares que
se les asignan.
-
No los deje sin ayuda. Si el caso de falta de memoria es muy notorio y
perjudica la convivencia familiar pero también el rendimiento académico,
es importante buscar ayuda con el psicólogo o el terapeuta. Igual si los
olvidos son cada vez más frecuentes.
-
No los regañe ni les diga cosas como ‘es el colmo que no te acuerdes’ o
‘en qué mundo vives’. Mejor motívelos a recordar.
Marisol Ortega Guerrero
Redactora de EL TIEMPO
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