Lección 1
Hay un mago dentro de cada uno de nosotros
- un mago que lo ve y lo sabe todo.
El mago está más allá de los contrarios de luz
y oscuridad, bien y mal, placer y dolor
Todo lo que el mago ve tiene sus raíces
en el mundo invisible.
La naturaleza refleja los estados de ánimo del mago.
El cuerpo y la mente podrán dormir
pero el mago vela permanentemente.
El mago posee el secreto de la inmortalidad.
"Toma", dijo Merlín un día, mientras ponía un plato de sopa delante del
joven Arturo. "Prueba".
Arturo lo hizo, no sin vacilar. Era un potaje exquisito de carne de venado
y raíces silvestres, misteriosamente sazonado por Merlín en un momento en
que Arturo le daba la espalda. En realidad, la sopa estaba deliciosa y
Arturo se apresuró a hundir la cuchara de nuevo, justo en el momento en
que le arrebataban el plato de las manos.
"Espera, quiero más", masculló con la boca llena todavía. Merlín sacudió
la cabeza. "Todo el banquete está en esa primera cucharada", le advirtió.
Al principio, Arturo sintió una oleada de frustración y desilusión, pero
luego se dio cuenta de que se sentía satisfecho, como si hubiese consumido
todo el plato. Más tarde, mientras dormitaba debajo de un árbol, Merlín se
aproximó y le dejó un plato lleno de sopa al lado. Mientras se alejaba, el
mago murmuró: "Sólo recuerda: ¿De qué me habrían servido todos esos años
en la escuela de magia, si no hubiera podido enseñártelo todo en la
primera lección?"
Para comprender la lección
Se necesita toda una vida para aprender lo que el mago tiene para enseñar,
pero todo lo que ha de desenvolverse a través de años y decenios está a
nuestro alcance en la primera lección de Merlín. En ella el mago se
presenta. Describe su enfoque ante la vida, consistente en resolver los
enigmas más profundos de la mortalidad y la inmortalidad. Y todo eso
sucede en forma mágica. En primer lugar, Merlín no se presenta realmente
en forma física. Las formas le tienen sin cuidado. Ha visto el pasar de
muchos mundos, ha sobrevivido a siglos de cataclismos, y su reacción ante
todo es la misma: él ve.
Los magos son videntes. ¿Qué ven? La realidad en su conjunto, no en sus
diversos componentes.
"¿Siempre fuiste mago?", preguntó el joven Arturo.
"¿Cómo habría podido serlo?", contestó Merlín. "En un tiempo iba por ahí
como tú y, cuando miraba a una persona, lo único que veía era una forma de
carne y hueso. Pero con el tiempo comencé a notar que las personas habitan
en una casa que se extiende más allá de ese cuerpo - las personas
infelices, con emociones encontradas, viven en casas desordenadas; las
personas felices y satisfechas habitan en casas ordenadas. Fue una
observación simple, pero después de un tiempo concluí que cuando veo una
casa, en realidad estoy viendo un poco más de la persona.
"Después se amplió mi visión. Cuando veía a una persona, no podía evitar
ver también a su familia y a sus amigos. esas eran extensiones de la
persona, que me decían mucho más acerca de quién era ella en realidad. Y
mi visión continuó expandiéndose. Comencé a ver debajo de la máscara de la
apariencia física. Vi emociones, deseos, temores, anhelos y sueños.
También éstos son parte de una persona, si se tienen los ojos para
apreciarlos.
"Comencé a observar la energía que emana de cada persona. Para entonces,
el conjunto físico de carne y huesos había pasado a ser casi
insignificante para mí, y al poco tiempo veía mundos dentro de mundos en
todas las personas con quienes me encontraba. Entonces me di cuenta de que
todo ser vivo es el universo entero, sólo que cada vez lleva un disfraz
diferente".
"¿Eso es posible realmente?", preguntó Arturo.
"Llegará el día en que te darás cuenta de que todo el universo vive dentro
de ti, y entonces serás un mago. Como mago, no vives en el mundo, el mundo
vive dentro de ti.
"Durante centurias la gente ha buscado a los magos donde quiera que se
encuentren - en bosques impenetrables o en cuevas, torres o templos. El
mago también ha existido con distintos nombres - filósofo, mago, vidente,
chamán, gurú. 'Dinos por qué sufrimos. Dinos por qué envejecemos y
morimos. Dinos por qué somos tan débiles para forjamos una buena vida'.
Sólo ante el mago han podido los mortales descargarse de tantos
interrogantes difíciles.
"Tras escuchar atentamente, los magos, maestros y gurús han respondido
siempre lo mismo: "Puedo resolver toda esa masa de ignorancia y dolor sólo
si tú comprendes una sola cosa. Yo estoy dentro de ti. Esta otra persona
con quien crees estar hablando no es distinta. Somos una sola persona y en
ese nivel en el cual estamos unidas, ninguno de tus problemas existe"'.
Una vez que Arturo se lamentó que Merlín lo mantenía en el bosque y apenas
le permitía vislumbrar el mundo de vez en cuando, el anciano se burló:
"¿El mundo? ¿Cómo crees que viven esas personas, aquéllas que has visto en
el pueblo? Se preocupan por el placer y el dolor, y buscan ansiosas el
primero mientras evitan desesperadamente el segundo. Están vivas, pero
desperdician la vida y se preocupan por la muerte. Viven obsesionadas por
la riqueza o la pobreza, y esa obsesión alimenta sus temores más profundos
Por fortuna, el mago interior no experimenta nada de eso. Puesto que ve la
verdad, no ve la falsedad, porque el juego de los contrarios - placer y
dolor, riqueza y pobreza, bien y mal - parece real sólo hasta el momento
en que se aprende a ver dentro del marco más amplio del mago. Sin embargo,
es imposible negar que ese drama de la vida cotidiana es muy real para las
personas comunes y comentes. La apariencia exterior de la vida es la vida,
si lo único en lo cual uno cree es en lo que le dicen los sentidos, lo que
uno ve y siente.
Los mortales han buscado a los magos para resolver su obsesión por las
apariencias y su anhelo por encontrar significado. Debe haber algo más
allá de lo que estamos viviendo, pensaron los mortales, sin saber
exactamente lo que ese algo más podría ser. "Dedica tiempo a reflexionar
no sobre lo que ves, sino sobre por qué lo ves", le aconsejó Merlín a
Arturo.
Por consiguiente, la primera lección se reduce a lo siguiente: Es preciso
mirar más allá del yo limitado para ver el yo ilimitado. Perforar la
máscara de la mortalidad para encontrar al mago. El vive dentro de
nosotros y solamente ahí. Una vez que lo hallemos también seremos
videntes. Pero aquello que hemos de poder ver llega solamente a su propio
ritmo, paso a paso. Antes de verlo, vendrá la sensación de que la vida es
algo más de lo que estamos viviendo. Es como una voz suave que susurra:
"Encuéntrame". Esa voz que llama es tranquila, calmada, está en paz dentro
de sí misma, pero también es esquiva. Es la voz del mago, pero también es
nuestra voz.
Para vivir la lección
Las frases de Merlín operan sutilmente, como el agua que se cuela dentro
de la tierra. El agua que hoy brota en manantiales cayó en forma de lluvia
hace miles, hasta millones de años. Nadie sabe mayor cosa sobre la vida de
esta agua oculta, a dónde va, qué le sucede entre las rocas del subsuelo.
Pero un día, liberada por la gravedad, sale de las profundidades oscuras
y, como por encanto, brota pura y fresca.
Así sucede con Merlín. Si nos sentamos en silencio y escuchamos durante
algunos minutos, las palabras comenzarán a penetrar. Hay que dejar que eso
suceda y después permitir que la sabiduría haga lo suyo. No hay que
esperar ni prever ningún resultado, sino estar atentos a lo que pueda
suceder. Cualquier cosa que suceda será buena.
La primera lección es sobre encontrar al mago y apreciar su punto de
vista, el cual es muy diferente del adoptado por la mente o las emociones.
Las emociones sienten y reaccionan. Son inmediatas, como los tentáculos de
la anémona de mar que se retuercen instantáneamente en respuesta a una
sensación. El dolor provoca la contracción emocional; el placer genera un
sentimiento de expansión y liberación.
Por otro lado, la mente es menos inmediata. Lleva un registro gigantesco
de recuerdos, los cuales le agrada repasar constantemente. Compara los
nuevos con los viejos y toma una decisión: esto es bueno, aquello es malo,
esto vale la pena repetirlo, aquello no. Así, las emociones generan una
respuesta inmediata, impensada frente a cualquier situación, como el bebé
que sonríe o llora espontáneamente. Pero la mente consulta su banco de
memoria y proporciona una reacción retardada.
El mago no reacciona de ninguna de estas dos maneras, ni inmediata ni
tardíamente - Merlín sencillamente es. Ve el mundo y le permite ser como
es. Sin embargo, no es un acto pasivo. La base de todo lo que existe en el
mundo del mago descansa sobre el conocimiento de que "Todo esto soy yo
mismo". Por lo tanto, al aceptar el mundo como es, el mago lo ve todo bajo
la luz de la auto-aceptación, que es la luz del amor.
Parece extraño que la definición del mago sobre el amor esté envuelta en
silencio. Para las emociones, el amor es una oleada de sentimiento, una
atracción muy activa hacia un estímulo abrumador. La mente tiene sus
propios estilos, pero no son muy distintos: la mente ama todo aquello que
le repite un recuerdo placentero del pasado. "Me encanta esto" básicamente
quiere decir: "Me encanta repetir eso que fue tan maravilloso antes". Por
consiguiente, tanto la mente como las emociones son selectivas.
Seleccionar y escoger no tiene nada malo, pero demanda esfuerzo. Aunque a
todos nos han enseñado que el esfuerzo es bueno, que nada puede lograrse
sin trabajo, eso no es cierto. La existencia no se logra con esfuerzo; el
amor no se logra con esfuerzo.
En un plano más sutil, la selección y la escogencia también implican
rechazo. La mente se concentra en una cosa a la vez. Antes de poder decir:
"Me agrada eso", es necesario rechazar todas las demás opciones. Las cosas
que solemos rechazar tienen un viso de temor. La mente y las emociones no
son imparciales ante el dolor y el sufrimiento; los temen y rechazan. Este
hábito de seleccionar y escoger acaba por demandar mucha energía, puesto
que nuestra mente permanece vigilante, constantemente alerta para
cerciorarse de que jamás se repitan el dolor, la desilusión, la soledad y
muchas otras experiencias dolorosas. ¿Qué espacio le queda al silencio?
Sin silencio el mago no tiene espacio. Sin silencio no es posible apreciar
realmente la vida, cuyas fibras más sutiles son tan delicadas como un
botón de rosa. Cuando los mortales recurrían a los magos para pedirles
consejo, lo hacían porque se daban cuenta que ellos no vivían
atemorizados. Los magos aceptan, incluso acogen, todo lo que les sucede.
"¿Cómo logran tener esa paz?" les preguntaban los mortales. Y la respuesta
de los magos era: "Busquen dentro de ustedes mismos, donde sólo hay paz".
Así, el primer paso hacia el mundo de Merlín es reconocer que existe - con
eso basta. Al sentarse a reflexionar sobre esta lección es probable que la
mente se rebele, rechazando la noción misma de que exista otro punto de
vista válido, un camino distinto al propio. Las emociones quizás se unan a
esa ola de desconfianza, angustia, aburrimiento, escepticismo y desdén, lo
que sea que surja. No hay que resistirse a esos sentimientos.
Sencillamente son la forma habitual de seleccionar y escoger. Rechazando
la mente se coloca en primer plano. Durante años nos ha servido fielmente,
alejando de nosotros las cosas desagradables. La pregunta es si las
tácticas de la mente realmente han funcionado. Es probable que la mente
logre hacemos inteligentes, pero está mal equipada para darnos la
felicidad, la realización y la paz.
Merlín no discute con la mente. Todos los debates son producto del
pensamiento, y el mago no piensa. El mago observa. Y ahí está la clave de
lo milagroso, porque todo lo que vemos en nuestro mundo interior podemos
hacerlo realidad en el mundo exterior. Vivamos la primera lección,
permitamos que el agua de la sabiduría se cuele a través de pasajes
secretos hacia el interior de nuestro ser, y observemos. El mago está
dentro de nosotros y solamente ansia una cosa: nacer.
Deepak Chopra, El Sendero del Mago
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