Conduciendo a las fuentes conduces a la lectura
A veces ocurre que nos desgastamos explicando a las personas, repetidas
veces, cosas que ya están explicadas en el material del que disponen,
debieran disponer, o podrían disponer. Es decir, estas personas ya
deberían conocer eso que les explicamos, pero como no es así entonces
tenemos que decirlo todo.
Estamos seguros que para los docentes es muy común observar que pierden
bastante tiempo contestando las preguntas que ya están respondidas en los
respectivos materiales. Es algo parecido a lo que ocurre cuando tienen que
repetir las cosas ya dichas porque no se les presta atención cuando
explican algo.
Parte importante de tu tiempo es devorado por todas estas tentativas de
superar las barreras comunicacionales - muy naturales - de las personas. Y
es muy probable que si señalas la falta de atención o de contacto con los
materiales te sientas un poco culpable, o al menos eso es lo que se
esperaría si te tocara en suerte un grupo mayoritario de individuos
afectados por algún síndrome de desatención o, como mínimo, por alguna de
sus siglas.
Debemos enviar a las personas a los materiales y a trabajar con ellos.
Debemos conseguir que lean primero para preguntar después. Algo tan
sencillo no podemos seguir considerándolo como un logro extraordinario.
Si no logramos que trabajen con los materiales ocurre que las personas
toman las respuestas que les brindamos, toman nuestra asimilación de la
información. Piden más información; se la damos y la utilizan. Entonces
dicen, "¡Qué buen docente!" pero eso no ayuda a que hagan algo sobre sí
mismos ni por sí mismos. Si no trabajan con el material y sólo siguen
preguntando entonces tenemos un problema nosotros.
Si siempre estamos dispuestos a responder complicamos las cosas porque les
damos información de segunda mano y somos complacientes con su indolencia.
No hay nada malo en enviar a la gente a las fuentes: a los materiales y al
trabajo con ellos. De esa manera, la persona participará, encarará los
temas y se superará.
¿Pero qué es lo que está mal en estar siempre dispuestos a complacer? Si
el conocimiento evolucionara únicamente por transmisión directa del que
sabe al que no sabe tendríamos un fenómeno similar al "teléfono
descompuesto", a gran escala. Los aprendices estarían esperando las
clases, las clases se darían, y el conocimiento se iría asimilando sin
demasiado énfasis en la exactitud ni en la corrección. Con el tiempo, el
conocimiento original sería irreconocible y totalmente impracticable. Han
habido experimentos que corroboran esta tesis. Por desagradable que suene,
sería así.
Para impedir esto decimos, "lee y trabaja con el material, pregúntame lo
que no entiendas, coméntame las dificultades y los progresos, demuéstrame
lo que entendiste." Aclarando esta finalidad, no pueden faltar medios.
Las personas obviamente tienen diferentes niveles de conciencia y
capacidades. Como capacitador tienes que recibirles en el nivel - sea cual
sea - en el que las personas estén, y ellos deben trabajar a partir de
allí.
Sólo una cosa es segura, tan incontrovertible como la flecha del tiempo:
si pueden leer, pueden trabajar sobre sí mismos y pueden mejorar y
evolucionar. Si sólo esperan tus palabras, lamentablemente, están
perdiendo el tiempo, y te lo hacen perder.
Nadie trabaja en su propia evolución a menos que consiga aprender algo por
sí mismo. Por tal motivo, es mejor que los estudiantes o aprendices puedan
leer correctamente los materiales, pues entonces pueden entender de qué se
tratan las actividades que ponen en juego a sus habilidades. Y nadie hace
el menor esfuerzo en su propio desarrollo a menos que tenga deseos de
mejorar, ni desea mejorar a menos que se entere de que tal cosa es posible
y deseable, y que entienda cómo. En cualquier área, y en cualquier tema,
siempre se trata de trabajar personalmente con el material. Leyendo,
entendiendo, y aplicando. Ningún docente genial, ningún fascinante gurú,
harán mejor el trabajo que el estudiante mismo. Sencillamente porque el
trabajo personal es el que hace la diferencia, no el del docente
complaciente ni del fascinante gurú.
La única gente a la que se puede ayudar a mejorar es aquella gente que
quiere por sí misma mejorar. Aquellos que tienen el deseo de mejorar, que
tienen una necesidad de cambio. No podemos hacer nada por aquellas
personas que no tienen una genuina necesidad de cambio, de mejorar, o por
aquellas que están totalmente satisfechas en sus condiciones presentes. No
asumirán el compromiso hasta que las cosas se hagan tan malas que una gota
desborde su vaso.
Siempre dirígelos a las fuentes. Tienen que leer y trabajar en ello. No
les des datos. Mientras les das datos, se quedan en eso, esperando otra
clase magistral. Si quieres ayudar a la gente, no les des datos. Ayúdales
a entender que tienen un problema o una necesidad y que si no lo
confrontan, eso va a empeorar. Deben captar que el conocimiento adecuado
produce resultados adecuados únicamente con trabajo personal adecuado. Que
lean acerca de ello es lo primero que pueden hacer. La tarea del
capacitador debiera ser principalmente recordarles a los aprendices la
responsabilidad por su propio aprendizaje. Sin hipocresías, ejerciendo una
cortés inflexibilidad.
Patricio Jorge Vargas
Libro recomendado
Más artículos de Educación Mental
Otros temas
Puedes recibir estos artículos en tu casilla de e-mail
suscribiéndote a nuestro boletín.
|
Curso Mentat Gold
Descubre la manera más simple y rápida de aumentar tu
capacidad mental de manera sorprendente.
En este nuevo y revolucionario curso te revelamos los secretos para
que puedas enfrentar con mayor confianza los desafíos del trabajo
intelectual.
Si estás pensando en terminar tus estudios o retomarlos, mejorar tu
desempeño en el trabajo o alcanzar el éxito en tu vida profesional y
personal, quizás esta sea la información más importante que leerás
sobre este tema.
Más
información aquí
|
|