"Los límites del racionalismo"
Los límites del "racionalismo"
que caracteriza a nuestra civilización muchas veces se hacen evidentes en
las cosas más simples y cercanas a la vida cotidiana. Eventualmente
ocurren desastres como la guerra, algo que siempre se teme y que no
debiera considerarse nunca como un valor sino como una tragedia recursiva
en la búsqueda de poder (la cara oculta de "la defensa de los valores de
nuestra civilización").
Pensamos a nuestra humanidad como civilización tecnológica y racional pero
vivimos en sociedades que se parecen demasiado a aquellas en las que opera
sólo "la ley del más fuerte". Y lo hacemos con una pasividad que cada día
hace más difícil alcanzar alguna claridad. Es evidente que las bondades
del racionalismo no alcanzan para aquello que es importante en nuestras
propias vidas individuales. Seamos víctimas o victimarios.
En nuestra cultura - tanto como en todas - la palabra "experiencia" tiene
un peso enorme. Mayormente, el significado de esta palabra está
relacionado con hechos y cosas físicas que ocurren en lugares y tiempos
visibles para otros (la parte del "racionalismo"). No obstante, es obvio
que deberá incluirse en el significado de "experiencia" a los hechos
mentales, conceptos y emociones. Pero no sólo en los libros de texto y en
las discusiones académicas o mediáticas, sino en la vida cotidiana de cada
individuo.
Si nuestra civilización fomentara con mayor frecuencia la consideración de
los "hechos mentales", desde la educación paterna y formal, seguramente
sería más fácil alcanzar "experiencias" acordes a nuestros propósitos.
Seguramente generaríamos un efecto mayor contrarrestando a los
males que
aún caracterizan a nuestra civilización.
Estas cuestiones debieran formar parte importante de la alfabetización
mental de nuestras culturas, ya no por nuestras experiencias mentales
individuales sino para restarle inercia a las sociedades. Sean de donde
sean.
Patricio Vargas Gil
patriciovargas@mentat.com.ar
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