Moviendo intencionalmente a los pensamientos

 

Para estar en forma mentalmente conviene ejercitarnos con actividades que impliquen movimiento mental. Si la mente no se mueve, no se ejercita.

Las actividades que por rutina o automatismos no involucran demasiado a los movimientos intencionales del pensamiento no sirven para ejercitarnos. Uno puede obtener resultados con algunos métodos y, sin embargo, no haber movilizado demasiado a la mente. ¿Cómo es posible? En aquellas actividades en las que somos expertos o tenemos mucha experiencia podemos llegar a movernos por hábitos, sin verdaderos nuevos movimientos del pensamiento.

Sólo las actividades que requieren una atención sostenida intencionalmente implican un verdadero movimiento o ejercicio mental. Esto pone en evidencia que es más importante la manera en que trabaja nuestra mente antes que el objeto con el que trabaja.

Las matemáticas, la programación de computadoras o el ajedrez (por poner algunos casos) son muy buenos "campos de ejercitación", si bien las repeticiones y los procesos automáticos también pueden estar presentes en ellos.

En general, la experiencia ha demostrado que un buen ejercicio mental puede hacerse casi con cualquier cosa.

Podemos ejercitarnos:

Resolviendo acertijos
Improvisando con un instrumento musical
Creando una bebida
Conduciendo un programa de radio o tv
Aprendiendo otro idioma
Inventando un código
Cocinando una receta nueva
Dándole forma a una pieza en cerámica
Organizando una reunión o fiesta
Estudiando un texto difícil
Escribiendo un cuento
Pintando un cuadro
Averiguando las causas de un hecho
Observando a nuestra mente
Aprendiendo a relajarnos
Ordenando la biblioteca o la habitación
etcétera

Al adoptar el criterio de ampliar el campo de ejercitación mental a casi cualquier actividad del día asumimos - directa e indirectamente - más responsabilidad por nuestros pensamientos.

La habilidad mental, en cualquier caso, significa una interacción proporcional entre nuestros pensamientos (ideas y conocimientos) nuestra capacidad para hacernos responsables por los mismos y el grado de control que tengamos sobre ellos. Más conocimientos, más responsabilidad y más control derivan naturalmente en más habilidad. Aumentando el vértice de la responsabilidad facilitamos el aumento en los demás aspectos que contribuyen para desarrollar la habilidad mental.

Patricio Jorge Vargas Gil
patriciovargas@mentat.com.ar

 

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Última modificación de la página:28/07/2003

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