Presión sanguínea y cognición
Investigadores del Duke University Medical Center han encontrado que, en
contra de lo que afirma el modelo clásico sobre el envejecimiento, una
presión sanguínea más alta de lo normal no acelera el declive relacionado
con la edad de nuestra habilidad en llevar a cabo ciertas tareas mentales.
De hecho, los sujetos de mediana edad con una presión alta pueden mostrar
más lentitud en las pruebas de rendimiento cognitivo que adultos más
viejos también con hipertensión.
Los estudios anteriores habían sido de naturaleza epidemiológica, y sólo
sugerían que los pacientes hipertensos rendían peor que los individuos con
la presión sanguínea normal en las pruebas de cognición (velocidad de
procesamiento mental, atención y memoria). Dichos estudios no habían
conseguido relacionar las tensiones arteriales con la edad, durante la
realización de tareas cognitivas específicas.
El personal de Duke sí ha detectado una relación, pero, a pesar de todo,
los científicos afirman que si bien los cambios en el rendimiento
cognitivo asociados a una elevada presión sanguínea, visibles en los
experimentos, son estadísticamente significativos, no tendrían que
interferir en el funcionamiento mental durante la vida diaria normal.
David Madden, psicólogo, afirma sin embargo que, si estos cambios van
paralelos a otras enfermedades, sobre todo si son de naturaleza
cardiovascular, entonces podrían tener una importancia clínica notable.
En estudios anteriores, los ensayos se habían realizado sobre pacientes
que podrían estar sufriendo otras enfermedades, y haber estado tomando
medicaciones. En Duke, se hizo hincapié en pacientes con alta presión
sanguínea que no estuvieran tomando fármacos. Y ninguno de los
participantes sufría de enfermedades cardiovasculares.
Se reclutaron 96 voluntarios adultos, 48 con presión alta sin medicar y 48
con presión normal. Además, fueron divididos por grupos de edad (de 20 a
39 años, de 40 a 59 y de 60 a 79). Se controló su presión sanguínea a
intervalos regulares durante una serie de experimentos realizados con un
ordenador personal. Se medía la rapidez con la que contestaban
correctamente en dos áreas: tareas visuales y memoria. Los participantes
intervinieron en 640 pruebas.
Los resultados no apoyan la teoría clásica de que una presión sanguínea
alta, típica en personas de edad, acelera el declive en la realización de
tareas de inteligencia.
Información adicional en:
http://www.amazings.com/ciencia/noticias/011003a.html
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