Superdotación:
¿Cultura o Herencia?
En esta entrega me he propuesto abordar un tema absolutamente ambicioso y
que sé que es imposible de describir y analizar en su totalidad en estos
apuntes.
Cuando hablo de "herencia" o "medio ambiente" estoy delimitando dos
aspectos que realmente se han constituido en figuras antagónicas para la
ciencia. Podríamos puntualizar sobre el primer caso, que su defensor mas
importante es Eysenck, brillante investigador, quien plantea (lo expondré
sintéticamente) que las personas son diferentes por sus capacidades y sus
aptitudes y que de hecho aparece una desigualdad.
Su hipótesis nos habla de una cierta "heredabilidad" de la
inteligencia, planteo al que se unen todas las escuelas de Inglaterra.
Del otro lado podríamos citar, entre otros, a León Kamin, con una
concepción mas ambientalista, básicamente de corte social y cultural.
Podríamos decir que a esta escuela se pliegan los grandes psicólogos de la
Unión Soviética y, luego, muchos otros.
Los primeros han argumentado como ejemplo: "si se hereda el color de los
ojos, ¿por qué no se heredaría la inteligencia superior?" y los segundos
dirán: "La cosa viene a nivel ontogenético.
Acá, con el niño ya nacido, nada de herencia no comprobable".
A mi
entender, ninguno de los aspectos puede ser convalidado absolutamente, ni
tampoco negado.
En base a esto, y considerando mi propia experiencia personal y
psicológica, diré que otro hubiera sido mi camino, seguramente, si no
hubiera recibido estímulos de ciertos personajes queridos de mi infancia,
mas allá que muchos de ellos eran brillantes profesionales y creativos.
Digamos que me resulta un tanto mas aceptable la teoría social, sin
descartar de plano el aspecto
filogenético, ya que he comprobado, desde el campo del aprendizaje
conductista, que cualquier niño con buena alimentación, afecto, y
estimulación necesaria, puede desarrollar el máximo de sus capacidades.
Por supuesto que esto no podría marcarnos exactamente el camino de la
superdotación, que se incluye en el terreno de la dispersión estadística.
Esto nos lleva a decir sin temor, que sería una suerte de "anormalidad".
¿Como responde el medio social a esto? Muy fácil: sencillamente "pasteurizando" al superdotado, que puede convertirse en una persona muy
molesta para la sociedad.
Veamos por ejemplo cuales son los requisitos solicitados para cubrir un
puesto de auxiliar bancario, por tomar un ejemplo: personalidad obsesiva,
orden, meticulosidad, buen acatamiento a las "leyes del entorno",
docilidad y la guinda de la torta: un IQ bueno o levemente superior a la
media (110-115 IQ).
¿Por que es esto? La superdotación produce mecanismos de "resolución
novedosa", frente a planteos, carácter outsider, individualista y
cuestionador (desde diversos aspectos sociopolíticos y culturales en
general), dificultad para trabajar en equipo, lo que convertiría en una
entelequia los inocentes best sellers acerca de la inteligencia
"emocional" y "las fuerzas de las tareas en equipo" (por lo menos en lo
que se refiere a superdotación). De hecho al superdotado se lo cataloga de
"loquito", "difícil" o "distinto", o simplemente un gracioso genio
individualista, creativo y misógino, de película de Boris Karloff.
Lamentablemente la investigación y las políticas acerca del caso son muy
limitadas, e indudalemente no debe de ser muy redituable para los poderes
de turno. El trabajo socio-educativo de niños con grandes aptitudes deberá
ser siempre personalizado, manejado por docentes muy capacitados y
trabajando el tema con mucho cariño y sensibilidad, y lo que básicamente
se pone en juego es una gran demanda de amor, ya que nos referimos a niños
hipersensibles, con una gran versatilidad para la detección de las cosas,
tanto verdaderas como falsas y, en definitiva, una cierta vocación
mesiánica para interactuar con el mundo. Y no es poca cosa.
Por último diré que el grave problema que continúa el análisis, radica en
que la superdotación no se comprende en su totalidad científica,
considerando que "ellos se arreglarán solos", mientras que en las
discapacidades, el "golpe" social es mucho mas evidente y marcado,
produciendo en forma de devolución, angustia.
Un superdotado no la produce; muchas veces, mas bien produce envidias,
estúpidas competencias, etc.
Carlos Allende
Psicólogo evaluador
Mensa
Argentina
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