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Supremacía
de la lectura. Información vs. opinión
No rechace los libros que superan sus conocimientos
normales. Son esos los que le convienen. Pero si no tiene ninguna
intención de leerlos, no lo haga y no se permita remordimientos cuando los
vea...
...¿Cuánto de lo que ha leído le ha servido de verdad? ¿Cuánto de lo que
ha visto en la televisión o ha oído en la radio tenía valor para usted?
La lectura es la mejor manera de extraer un provecho intelectual de los
demás. De la misma forma que no ha inventado la bombilla pero la usa,
usted puede también recrear las palabras de los grandes pensadores para
gozar de ellos y aprender. Ya se molestó Orwell en escribir 1984; lo único
que tiene que hacer usted es leerlo.
El gran valor de ese aprovechamiento intelectual que podemos extraer de
otros es quizás este: ¿Por qué sabe usted que puede creer en ciertas cosas
de las que, sin embargo, no tiene evidencias concretas? No hay suficiente
tiempo en su vida para acopiar las evidencias de todas las cosas que usted
cree, y examinarlas. Por muy inteligente, por muy culto que usted sea, se
verá obligado a fiarse de los demás en alguna parte de la información. Y
aquí está el punto crítico del asunto: ¿se fía usted de la información o
más bien de la opinión?
Supongo que creerá que la Tierra es redonda. Las evidencias son
muchas, incluidas un buen número de fotografías tomadas por satélite. Pero
aunque pudiera examinarlas todas, le faltaría siempre la experiencia para
interpretarlas. No hay suficientes horas en una vida para ser experto en
todo.
Tenga mucho cuidado con esto, sin embargo, ya que por muy extendida que
esté una creencia no tiene que ser necesariamente cierta. Fíjese en la
cantidad de conflictos religiosos que hay en el mundo, ¿todos poseen la
verdad? No, naturalmente. ¡Hay tantas cosas que nadie discute y que son
absolutamente falsas! La Inquisición arrestó a Galileo por sostener la
teoría astronómica de Copérnico, por la cual la Tierra se movía alrededor
del Sol y éste era el centro del sistema. En 1600, casi todo el mundo
creía que la Tierra, hecha para el hombre, era el centro del universo;
pues bien, casi todo el mundo estaba equivocado. Y quién sabe si Einstein
no se habrá equivocado en su teoría del lento paso del tiempo a grandes
velocidades, y los futuros astronautas que vuelvan a la Tierra después de
un largo viaje a los confines de la galaxia tengan exactamente la misma
edad que los parientes que dejaron aquí.
Cuando comience a darse cuenta de la diferencia que hay entre
información y opinión, estará en condiciones de expandir su intelecto.
Marilyn vos Savant
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