Artículo extraído de Solohijos.com
Timidez infantil. Cómo
ayudar a nuestros hijos a superarla
"Prefiere estar solo", "no le gusta jugar con los amigos", "es muy
serio y no se divierte con los compañeros", "es poco hablador", "pasa
mucho tiempo a solas en su habitación", "no necesita a nadie para
divertirse", "es muy tímido"... Son características de nuestros
hijos que a menudo nos desconciertan porque no sabemos si son buenas
respetarlas o, por el contrario, deben preocuparnos y hacernos
intervenir.
¿Se puede "trabajar" la timidez de nuestros hijos?
Nos preocupa que nuestro hijo sufra cuando tiene que entablar una
conversación o una relación con otros niños. Nos preocupa que le cueste
ser aceptado por sus compañeros o que no defienda sus argumentos ante un
conflicto. Incluso que aparezcan signos como sonrojarse al hablar o
cuando le hablan, sudoración, risas forzadas, hablar con un tono de voz
bajo, tartamudear al hablar, mirar hacia abajo mientras habla,
inventarse excusas para no hablar con determinadas personas o para no ir
a recados (ya que implica hablar con las personas de la tienda).
Es cierto que nuestros hijos nacen con una personalidad muy marcada y unas
características muy concretas que determinarán su carácter y su manera
de enfrentarse a la vida. Pero también es cierto que algunas de estas
características se pueden "trabajar" para aumentarlas o disminuirlas,
para pulirlas y perfeccionarlas y en este aspecto tú puedes hacer mucho
por tu hijo.
Ten en cuenta que:
No se nace siendo "tímido", se aprende. Es una condición que se
aprende por numerosas experiencias de la vida, vividas en propias carnes
o vistas a otros. Puede haber cierta vulnerabilidad en algunas personas
para mostrar este comportamiento, pero sus vivencias, su interpretación
y el manejo de los padres/adultos relevantes para el niño de estas
situaciones hacen que pueda modificarse dicha actitud.
Por lo tanto, si es aprendido, se puede desaprender.
Al ser un aprendizaje, los modelos que el niño recibe son importantes.
Si uno de los progenitores muestra un tipo de actuación tensa ante
situaciones sociales, es más fácil que su hijo lo reproduzca.
Este tipo de ansiedad se puede prevenir desde la infancia si desde muy
pequeños enseñamos a nuestros hijos a manejar este comportamiento.
Tu hijo puede estar sufriendo mucho. No menosprecies ni quites
importancia a sus argumentos o actitud.
Ten siempre en cuenta que no todo el mundo tiene que "hablar por los
codos" para ser feliz en la vida. Una cosa es que hable poco pero se
sienta a gusto y otra es que hable poco porque inhiba su comportamiento
por miedo, ansiedad. Si le gusta hablar poco y es reservado, quizá sea
más selectivo con sus amigos y tenga un grupo de amigos reducido. Esto
no es malo si se está relacionando con chicos de su misma edad y se
siente satisfecho consigo mismo. Para ser feliz no hay que ser "el rey
de todas las fiestas".
¿Cómo deben actuar los padres ante un niño tímido?
Observa los signos físicos de tu hijo al sentir ansiedad: rigidez
muscular, tartamudeo, sonrojarse, bajar la mirada, esconderse detrás de
algo, movimientos repetitivos de las manos, tics nerviosos. Observar
en qué circunstancias aparecen estos signos te ayudará a preparar con
más criterio un plan de acción.
Intenta no colgarle la etiqueta de "tímido". La realidad es que tiene
comportamientos de timidez pero no es tímido. Seguro que hay muchas
situaciones en las que no se muestra así, por ejemplo, con su amigo
íntimo.
Ten cuidado al obligarle a hacer determinadas cosas que le causan una alta
ansiedad. Puede hacerlas sintiéndose muy mal y muy nervioso.
Posiblemente intentará evitar esas situaciones o escapar de ellas lo
antes posible, haciéndole sentir inseguro y que ha fracasado. En su
lugar, acércate al objetivo final a pequeños pasos.
Por ejemplo, si tu objetivo es que se atreva a quedarse sólo en un
cumpleaños sin tu presencia, lo que debes hacer es empezar por dejarlo
solo en otras circunstancias parecidas como puede ser en casa de un
abuelo, en casa de ese amigo pero cuando no hay cumpleaños, que vaya
solo a casa de un vecino a pedir un poco de sal... Ofrécele pequeños
desafíos que estés segura va a poder superar antes de enfrentarlo a algo
que le sobrepasa en esos momentos.
Si le cuesta relacionarse con los niños de su edad, trata de que algunos
de éstos vayan a pasar la tarde a tu casa. Primero invita a sus mejores
amigos y de uno en uno. Luego, trata de que vaya invitado a otras casas.
Si es necesario, pídeselo a algún padre o madre con quién tengas
confianza. Luego puedes salir de casa, por ejemplo, puedes ir con él y
con algún amigo a la biblioteca más cercana. Al cabo de un tiempo,
puedes invitar a algún amigo a dormir y viceversa. Si vas poco a poco,
él irá sintiéndose a gusto con sus amigos y posiblemente deseará jugar y
estar con ellos... el secreto está en no forzar las situaciones y que
se sienta en todo momento seguro consigo mismo.
No emitas críticas negativas cuando sepas que no ha sido capaz de hacer
una determinada tarea. No lo compadezcas ni le excuses para que no
sufra. Simplemente, alaba su intento y anímale a conseguirlo en otra
ocasión. Ponte en "su piel"... con seguridad para él ha sido mucho
esfuerzo.
Si no quiere hablar con una determinada persona, no le pongas en
evidencia. Nada de "es que este chico no habla con nadie... No sé
a quién habrá salido...".
¿Cómo deben actuar los padres ante un niño tímido?
No respondas por él si alguien le pregunta y no responde, aunque notes
que se está poniendo tenso.
Por ejemplo, si alguien le pregunta cómo le va el colegio, tras una
bajada de cabeza del niño, a veces la madre apunta: "¡Ay, es que es
muy callado, dile que en el colegio te va bien, además ha sacado muy
buenas notas este trimestre...!".
Con estas respuestas de otros, lo único que hacemos es reforzar su idea de
que no es capaz de hablar ayudando a su baja autoestima. Dale tiempo a
responder, no pongáis palabras en su boca. Aunque por supuesto, podéis
facilitar que hable o que no se sienta a disgusto en esa situación.
Una buena forma es sacando a colación algún aspecto del tema que le
preguntan que sabes que es más fácil de responder para él, alguna
pregunta más concreta o incluso teniendo algún gesto o palabra de
complicidad que se haya acordado antes con él para que sepa que le
apoyamos.
Después, intenta cambiar de tema. Con esta estrategia y nuestro apoyo
incondicional como padres, poco a poco irá aumentando su seguridad en sí
mismo, empezará a hablar más, pues se sentirá menos incómodo al hacerlo.
Ante un problema, hazle razonar para que llegue a la solución correcta
pero no se lo soluciones. El hecho de descubrir por sí mismo la
solución le hará sentirse más seguro para la próxima que vez que se
encuentre ante una dificultad parecida.
Anímale a hacer pequeñas aproximaciones a sitios que le den miedo.
Por ejemplo, si ir a comprar y pedir al dependiente le angustia,
podemos animarle y ayudarle a que lo haga.
¿Cómo? Haciendo un plan. Podemos la primera vez ir juntos y que nos vea
como pedimos en la frutería.
La segunda vez podemos ir juntos, pero que esta vez pida él.
La tercera vez, ir juntos, pero quedarse la madre/padre fuera y que pida
él, etc.
Dependiendo de cada niño y el miedo que le causen estas situaciones, se
harán más o menos aproximaciones. Ante el más pequeño avance en este
sentido, reconocérselo y hacerle ver lo orgulloso que estáis de él.
Aprovecha las pequeñas circunstancias de cada día para darle a
entender que a todos nos cuestan más o menos las cosas y que es normal
sentirse inseguro en algunas situaciones.
Por ejemplo: si al pagar en una compra se equivocan al devolverte el
cambio, explícale lo ocurrido y muéstrale con tu actitud que aunque no
te gusta reclamar, debe hacerse y lo haces.
Modela la capacidad de autorrefuerzo. Es importante que os escuchen
deciros cosas agradables cuando hacéis las cosas bien: "¡qué contenta
estoy! ¡qué bien me ha salido!".
O si os sale mal, haz lo mismo con la capacidad de autocrítica
constructiva: "Hoy no me ha ido muy bien la clase de conducir; me he
fijado en lo que he fallado y el próximo día me saldrá un poco mejor...
dentro de nada ya conduciré fenomenal".
¿Cómo deben actuar los padres ante un niño tímido?
Si escuchas frases negativas que se dice a sí mismo, por ejemplo, "soy
tonto", "no voy a ser capaz", "soy un inútil"... dile que tú no
piensas lo mismo y dale las razones por las que no lo piensas. Dale
ejemplos muy concretos que contradigan lo que ha pensado, háblale de sus
cualidades o de cómo puede corregir este punto. Trasmítele la idea
de que equivocarse es bueno porque nos permite aprender y mejorar.
Enséñale a verbalizar con exactitud sus sentimientos. Si él dice "nunca
lo conseguiré, nunca me sale nada bien..." explicarle que lo que
quiere decir es "¡vaya!..otra vez me he equivocado; tendré que
concentrarme más la próxima vez".
Intenta empatizar con su forma de actuar. Es importante que no se
vea como un "bicho raro", como alguien distinto. Le puedes contar
algunos ejemplos o incluso algo personal que te haya ocurrido: "¿Sabes?
Cuando yo era más joven me costaba mucho hablar delante de toda la
clase. Recuerdo que me ponía colorado y lo pasaba muy mal. ¿Sabes cómo
lo superé? Cada día contaba a mis padres y hermanos en voz muy alta cómo
me había ido en el colegio y poco a poco fui perdiendo la vergüenza".
Si te cuenta espontáneamente algo sobre sus miedos, sus nervios, su
vergüenza ante determinadas situaciones, deja de hacer lo que estás
haciendo, siéntate a escucharle y préstale toda tu atención. Intenta
comprender cómo se siente. Mejor dile "te tienes que sentir
fatal... comprendo lo mal que lo has pasado" y no "lo que tienes
que hacer es...". Primero empatiza con él. Luego intenta darle
ánimos y consejos de forma abierta. Seguramente lo que tu hijo busca es
comprensión, no soluciones.
Si no os cuenta espontáneamente nada de cómo se siente, podéis sacar la
conversación con algún ejemplo de una película, un amigo, algo que os ha
pasado alguna vez, que tenga que ver con su comportamiento pero sin
referirse directamente a él. Un truco que nunca falla es inventarte
un cuento en el que el protagonista se comporte de manera similar a la
suya.
Lo más importante: deja que tu hijo note tu satisfacción y alegría
cuando ha hecho algo que para él es un esfuerzo, algo que le cuesta
hacer o algo que habitualmente no hace y que os gustaría que hiciera. No
hay mejor premio para tu hijo que tus besos, aplausos, abrazos, tus
palabras de ánimo ... tu reconocimiento, al fin y al cabo.
Autora: Mª Isabel Sobrino, psicóloga del Centro de Psicología
Almabel en colaboración con Elena Roger, pedagoga del Gabinete
Pedagógico Solohijos.
© Copyright Solohijos 1, S.L.
www.solohijos.net
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