Vende ideas... ¡Compra tu futuro!
¿Qué es una idea?
Para nuestros fines, es el resultado de un proceso que nos conduce a algo
distinto, diferente, que no existía antes; que puede ser una nueva empresa
o proyecto; una estrategia de marketing novedosa o un nuevo producto.
Naturalmente que para lograrla se requiere de creatividad, entendida
precisamente como el proceso que nos conduce a buscar y encontrar esas
nuevas ideas.
Habitualmente la creatividad se asocia con la genialidad, con grandes
artistas, autores o inventores, pero ésta es sólo una expresión de la
misma, que ocurre cuando esa novedad es grande y trascendente, teniendo un
gran impacto sobre un gran número de personas. Pero la creatividad también
puede manifestarse en planos más moderados, como inventar una historia a
los hijos para que se duerman; o intermedios, tal el generar ideas o
soluciones que tengan más repercusión en el medio en que nos
desenvolvemos, como la organización o comunidad.
Esta creatividad, independientemente del nivel o características, resulta
fundamental para el progreso individual, profesional, organizacional y
social. Es necesaria para un padre en la relación con sus hijos, como para
un escritor o un ama de casa; para ejecutivos, políticos, profesores,
esposos, niños o adultos. En una palabra, todos necesitamos de ella.
Y la creatividad, así entendida, a pesar de que unas personas pueden ser
consideradas más creativas que otras, es una cualidad de todo ser humano,
sin entrar a discutir si se trata de personalidad, talento o habilidad.
Definitivamente el ser creativo es un potencial que todos poseemos, aun
cuando parece que algunos lo hubieran perdido... Se dice que entre los
niños la creatividad surge como algo natural, pero que entre los adultos
es algo casi inexistente. ¿Qué ha ocurrido con esa capacidad inmensa y
humana? ¿Quién se ha llevado nuestra creatividad?
Hay muchos obstáculos a la creatividad, entendiendo por tales aquellos
factores que nos impiden intentar cambios, tener ideas o hacer
innovaciones, convirtiéndose en verdaderos frenos, que encontramos en lo
personal, en lo social y cultural.
Hay dificultades en nosotros mismos de tipo psicológicos o emocionales,
tales como el temor a lo desconocido, el miedo al ridículo, la
inseguridad, el deseo de triunfar fácil, prejuicios, o incluso la baja
autoestima (pensar que no se es creativo), además de simplemente no
pensar. Otros problemas están incluso en el uso de nuestros sentidos o
habilidades relacionadas, como dificultad para definir o entender el
verdadero problema, para combinar o recombinar cosas, analizar y mirar
todos los ángulos, etc.
Muchas de estas limitaciones provienen de los sistemas educativos, que a
menudo en lugar de fomentar la creatividad, la inhiben o la abortan. Los
niños entran con toda esa creatividad innata y espontánea, pero a medida
que avanzan en su “enseñanza”, no “aprendizaje”, la van perdiendo. En los
estudios primarios, secundarios o superiores, se fomenta la memorización,
se enseñan verdades absolutas, no se vincula la teoría con la práctica, en
definitiva, no se enseña a pensar, resolver problemas o aprovechar
oportunidades.
Pero no es sólo la educación, sino una serie de factores socio-culturales,
los que generalmente no son positivos a la creatividad. En la vida
personal, como en la laboral, la presión social, desde la familia hasta la
empresa suelen centrarse en la rápida obtención de resultados, en el
desuso de la imaginación, el abandono de sueños, las tradiciones, el apego
a la lógica, los convencionalismos, la falta de curiosidad, el precio de
equivocarse, etc.
Para ser creativos, tener la capacidad de redefinir y resolver problemas,
poder aprovechar oportunidades, ser más efectivos y en alguna medida
lograr el éxito, la tranquilidad y la felicidad, necesitamos, en el plano
personal, en primer lugar reconocer los obstáculos que pueden estar
impidiendo nuestro desarrollo creativo y ver qué podemos hacer al
respecto; tener una actitud mental positiva, educar la percepción, lograr
constancia, tener disciplina y hacer ejercicios, además de la aplicación
de ciertas técnicas y métodos de creatividad.
En el ámbito cultural y organizacional, aparte de lo anterior, debe
producirse un cambio de actitud y valores, para entender y apreciar la
necesidad e importancia de la innovación. Derrotar el miedo que se ha
generado en torno a la creatividad en las empresas, porque se piensa que
ésta hace al empleado crítico y esto puede romper el statu quo... (“le
pago para trabajar, no para pensar”…)
La creatividad no es algo que se tenga o no se tenga, o que se posea a un
determinado nivel; es algo que puede y debe mejorarse. Actualmente el
conocimiento de los procesos creativos, los bloqueos personales y las
barreras organizacionales, permiten ofrecer elementos para mejorar
habilidades y buscar métodos con los que se pueden lograr niveles más
altos a nivel personal y corporativo, además de un abordaje innovador de
los problemas. No se trata de fórmulas mágicas, sino de métodos,
herramientas y técnicas que ayudan a encausar el pensamiento, a determinar
los verdaderos problemas, a mirar alternativas, a cuestionar, a especular,
a utilizar todo el potencial de nuestra mente.
¿Pero de qué sirve una idea si no la transformamos en algo necesario y
productivo?
Con frecuencia se piensa que la creatividad automáticamente conduce a la
innovación y se centra la atención exclusivamente en esta fase y las ideas
son juzgadas más por su novedad que por su utilidad potencial. La
creatividad no debiera ser una cosa abstracta sino traducirse en
innovaciones. Por eso necesitamos una creatividad aplicada.
¡Creatividad es pensar cosas nuevas, innovación es hacer cosas nuevas! La
innovación es esencialmente la implementación de esa idea nueva y útil; es
la realización efectiva que logra un cambio en el sistema, con el
propósito de mejorar y perfeccionar algún aspecto de su estructura,
contenido o funcionamiento
Podemos afirmar que la creatividad sin innovación es como un sueño, pero
innovación sin creatividad, no puede existir…
Por ello, hay que orientar el proceso mediante el cual las ideas se
transforman en innovaciones reales, efectivas y lucrativas. Las fases de
la innovación son precisamente la creativa, es decir la generación de la
idea y la ejecutiva, que transforma la idea en algo concreto. Y esos
resultados o innovaciones, pueden ser de tres clases: proyectos
empresariales, nuevos productos y estrategias de marketing
Los nuevos proyectos empresariales nos llevan al espíritu emprendedor, que
se refiere no sólo a la creación y puesta en marcha de nuevas empresas, ya
que hay diferentes clases de actividad emprendedora y que este
transformador y su espíritu, pueden ser puestos de manifiesto dentro o
fuera de un contexto organizacional dado previamente. Hay quienes crean
empresas y hay quienes las transforman o mejoran.
Está el intrapreneur, que es el empresario dentro de la empresa, que asume
la responsabilidad activa de producir cualquier tipo de innovación dentro
de la compañía; el que introduce y produce nuevos productos, procesos y
servicios, que le permiten a una empresa crecer y beneficiarse y el
entrepreneur que es el empresario independiente que busca crear empresas y
desempeña el mismo papel el anterior, pero fuera de las organizaciones
Los nuevos productos se refieren a algo tangible o intangible que no
existía antes, mejoras de algo existente o simplemente productos de
imitación, que en cualquiera de estas expresiones, son fundamentales para
cualquier empresa, si desean permanecer y crecer en los mercados actuales
tan competidos, globales e impredecibles. Estos nuevos productos son
trascendentes por razones estratégicas, de rentabilidad, imagen,
competencia, entre otras
Ambos resultados de innovaciones, es decir la emprededuría y los nuevos
productos, traen consigo grandes riesgos ineludibles, ya que podemos estar
experimentando con tecnologías, mercados, compradores, consumidores o
usuarios diferentes. Sin embargo, la mayor parte de los fracasos, según
estudios al respecto, se deben a desconocimiento del mercado, productos o
servicios inadecuados, errores en la comercialización, mala gestión del
negocio y falta de planeación, más que problemas técnicos o financieros
De ahí surge el tercer elemento clave, además de la creatividad y la
innovación, que es el marketing, que ayuda a la identificación de las
ideas, proyectos y estrategias, al evaluarlas y validarlas ante las
verdaderas necesidades y expectativas del mercado, además ayudar al diseño
de los productos, empresas y proyectos y la comercialización de los mismos
El concepto moderno de marketing nos recuerda que ofrecemos y vendemos
satisfactores a necesidades, deseos o soluciones; que existen una serie de
valores agregados que incrementan la satisfacción de los clientes; que los
productos tienen características y ventajas, pero lo que se adquiere es el
beneficio; que brindamos experiencias que tienen que ser memorables y que,
por último, nuestra oferta, se transforma en imágenes y percepciones de
las ideas, innovaciones, proyectos y empresas que estamos proponiendo
De ahí que el mercado es el que orienta todo nuestro quehacer. Nos dice
qué productos desean, qué cantidad de dinero están dispuestos a pagar por
ellos, dónde y cuándo les desearía encontrarlos, así cómo que les gustaría
escuchar acerca de ellos. Por ello el conocimiento y entendimiento del
mercado y el cliente, es determinarte al hacer estrategias y planes de
mercadeo
No se trata de vender lo que queramos vender, sino lo que nos quieran
comprar… Por eso el precio no es un elemental costo más un margen de
utilidad, sino la cantidad que esas personas o empresas desean pagar por
esos productos (más sus valores agregados), como tampoco se trata de
ofrecerlos donde queramos, sino donde ellos desean adquirirlos, así como
las comunicaciones deben ser sobre lo que ellos consideran importante
(beneficios y principales atributos buscados) y en el lenguaje adecuado
¿Y qué garantiza en alguna medida que esto se cumpla?: el nunca perder la
perspectiva orientadora que nos brinda el mercado. Porque podríamos tener
el mejor producto o proyecto del mundo para satisfacer a un grupo de
personas o empresas, pero si nos equivocamos en el precio, por lo alto o
bajo (si es mayor de lo esperado no lo vendemos; pero si es menor, pueden
desconfiar de la calidad), no lo compran. Como tampoco lo adquieren si no
lo encuentran en los lugares que esperan o si no saben de la existencia de
nuestros productos o empresa o si el producto no es bueno.
Es decir, hay que tratar de tener ofertas, productos o proyectos que
realmente satisfagan las necesidades del mercado, a un precio adecuado, en
los lugares convenientes y con una buena estrategia de comunicación. Si se
falla en cualquiera de estos aspectos, comprometemos el resultado de
nuestro esfuerzo empresarial. Y para eso también necesitamos de una
gestión de marketing que sea muy creativa e innovadora
Muchas veces se piensa que la creatividad es patrimonio de las
comunicaciones en general o la publicidad en particular, sin embargo es
algo que puede y debe ser aplicado en todas las actividades, tareas y
funciones da la administración y el marketing. Por ejemplo, incrementar el
servicio ofrecido a los clientes, lanzar nuevos productos, mejorar
sistemas o procesos de trabajo, buscar formas de incrementar las ventas,
hacer cambios en la logística, etc.
La empresa que no sea capaz de cambiar, de modificarse a sí misma para
adaptarse a las nuevas circunstancias presentes y futuras, corre el riesgo
de estancarse o desaparecer. Para evitarlo y por el contrario, crecer, se
requiere de la capacidad de generar cosas diferentes y originales, es
decir de la creatividad, no solo para solucionar problemas o aspectos que
afecten negativamente la compañía, sino para indagar sobre nuevos enfoques
de gestión que permitan buscar, construir o aprovechar oportunidades para
sobrevivir y progresar
Decíamos que creatividad sin innovación es como un sueño y que innovación
sin creatividad no puede existir, pero innovación sin marketing, no tiene
sentido,
Es justamente el marketing lo que nos permite llevar a la práctica de
manera exitosa las ideas, plasmadas en los proyectos empresariales, los
nuevos productos o servicios y el desarrollo de estrategias acertadas
Pero generalmente los conceptos de creatividad, innovación y marketing se
tratan y estudian por separado, sin embargo, como hemos visto, no sólo
están relacionados, sino que puestos en acción, pueden cambiar tu vida…
Vende ideas - productos, estrategias y/o proyectos - y ¡compra tu futuro!
Por Alejandro Schnarch*
Este artículo, es un resumen de la conferencia dictada por el autor en la
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NUEVO LEÓN en Monterrey, México, en el IX
Simposium Internacional de Negocios, “The leader Week”, realizada en mayo
de 2007.
(*) El autor, de nacionalidad chilena, con estudios en la Universidad de
Chile y Ben-Gurión de Israel, es autor, entre otros, de los libros
DESARROLLO DE NUEVOS PRODUCTOS (McGraw-Hill, 2005) y CREATIVIDAD APLICADA
(Main Intelligence Institute, 2006). E. mail: schnarch@cable.net.co
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