Vitamina D para
mejorar la mente
Ésa es la conclusión de un estudio llevado a cabo por
científicos británicos y estadounidenses, con 2.000 adultos de 65
años y más.
Los científicos señalan en el Journal of Geriatric Psychology and
Neurology (Revista de Psicología y Neurología Geriátrica) que la
importancia de este hallazgo es que por primera vez se logra
vincular a ambos factores.
Los investigadores descubrieron que los ancianos con los menores
niveles de vitamina D mostraron el doble de riesgo de tener
deterioro cognitivo que los que tenían los niveles más altos.
Los investigadores -de la Facultad de Medicina Peninsula (de las
universidades de Exeter y Plymouth) y la Universidad de Cambridge,
en el Reino Unido, y la Universidad de Michigan, en Estados Unidos-
analizaron los datos de los ancianos que participaron en el Sondeo
de Salud en Inglaterra en el año 2000.
Como parte de ese sondeo se analizaron las funciones cognitivas de
los participantes, con pruebas de atención, orientación en el tiempo
y espacio y memoria.
Se encontró que poco más de 200 participantes tenían impedimentos
cognitivos importantes.
Menos vitamina, más impedimentos
El nuevo estudio, que analizó las capacidades cognitivas y de
comprensión, demostró que a medida que disminuían los niveles de
vitamina D, aumentaban los niveles de impedimentos cognitivos.
Además, los investigadores lograron por primera vez establecer un
vínculo entre las funciones cognitivas y la demencia.
Es decir, la gente con deterioro en sus funciones cognitivas mostró
más probabilidades de desarrollar demencia.
"Éste es el primer estudio a gran escala que logra identificar una
relación entre la vitamina D y el deterioro cognitivo en la edad
avanzada", afirma el doctor Iain Lang, de la Facultad de Medicina
Península.
"La demencia es un problema creciente para los servicios de salud de
todo el mundo y la gente con impedimentos cognitivos está en mayor
riesgo de desarrollar demencia", agrega.
"Por eso, uno de los desafíos más importantes para los servicios de
salud es identificar nuevas formas de reducir los niveles de
demencia", expresa el investigador.
La vitamina D es un compuesto importante para mantener un buen
estado de los huesos, para la absorción de calcio y fósforo y para
ayudar al buen funcionamiento del sistema inmune.
En el ser humano, la vitamina D surge de tres fuentes principales:
la exposición al sol, alimentos como pescado graso y productos que
han sido fortificados con vitamina D (por ejemplo, la leche,
cereales y bebidas de soya).
Difícil absorción
Sin embargo, un problema que enfrentan los ancianos es que la
capacidad de su piel para absorber vitamina D de los rayos solares
disminuye a medida que el cuerpo envejece.
Es por eso que esas personas deben obtener esta vitamina de otras
fuentes.
El doctor Lang señala que "para la gente que vive en países donde
hay inviernos oscuros y sin mucho sol -como el Reino Unido- obtener
suficiente vitamina D puede ser un verdadero problema".
"En particular para la gente mayor, que absorbe menos vitamina D del
sol", agrega.
Pero una forma de solucionarlo, explica el experto, podría ser
ofreciendo a los adultos mayores suplementos de esta vitamina.
"Esto ya fue propuesto en el pasado como una forma de mejorar la
salud ósea de los adultos mayores", expresa.
"Pero los resultados de nuestro estudio indican que estos
suplementos podrían tener otros beneficios", añade.
Ahora, dice, será necesario investigar si la suplementación de
vitamina D es una forma rentable y de bajo riesgo para reducir la
posibilidad de la gente mayor de llegar a tener deterioro cognitivo
y demencia.
Los expertos afirman, sin embargo, que hay otros factores que
también pueden contribuir al riesgo de desarrollar demencia.
Por ejemplo, muchos productos que contienen vitamina D -como pescado
graso, huevos y cereales- también son fuentes ricas de vitamina B12
y varios estudios en el pasado han demostrado que ésta puede
proteger al cerebro.
También se conocen los beneficios del ejercicio para disminuir el
riesgo de demencia.
Es por eso, afirman los expertos, que la mejor forma de disminuir el
riesgo de este trastorno es mantener una dieta equilibrada, junto
con ejercicio regular e interacciones sociales frecuentes.
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