lunes, febrero 18, 2008

El alimento puede reestructurar el centro cerebral de control del apetito

El farmacólogo William Colmers examinó señales cerebrales en ratas, en un esfuerzo por descubrir si los mecanismos de control del apetito en el cerebro cambian entre el momento del destete de una rata y el tiempo en que comienza a procurarse su propia comida.

Sus conclusiones ponen de manifiesto, por primera vez, que el área del cerebro que nos indica si estamos hambrientos o saciados es "plástica", es decir que se adapta a los cambios en las fuentes de alimento por lo menos una vez en nuestra vida.

Colmers y su equipo hicieron este descubrimiento midiendo la sensibilidad de ciertos tipos de células cerebrales a las hormonas que envían un mensaje de hambre y a las hormonas que envían un mensaje de saciedad. Alrededor de las tres semanas de vida, algunas células cerebrales se tornan notablemente menos sensibles a la hormona que les indica la necesidad de comer.

Los resultados de la investigación sugieren que la hormona interviene en la evaluación de la calidad de los alimentos que la persona ha ingerido.

Este hecho sugiere además que en el momento del destete hay una reorganización del cerebro que permite que se pueda evaluar la calidad de los alimentos que se está comiendo, cuando se comienza a complementar la dieta basada en leche materna con otros alimentos.

Una importante implicación, es que esta zona del cerebro es plástica, capaz de cambiar con el paso del tiempo, y esto significa que al menos en un momento de la vida tiene la capacidad de cambiar para adaptarse al entorno.

La conclusión final sería que el control del apetito puede ser vulnerable a los cambios en el ambiente, y esto resulta importante en el contexto de la obesidad infantil.

Leido en SoloCiencia




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1 Comentarios:

At miércoles, julio 30, 2008, Anonymous magda dice...

De todas formas, creo que esto ya se sabía, no?
La dieta Atkins, funciona mediante proteína animal como regulador del apetito.
Y cuando nos acostumbramos a comer a una hora, hasta esa hora no tenemos hambre... aunque es bueno seguir profundizando, claro que sí

 

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