jueves, agosto 30, 2007

Pausa reflexiva

Demasiado a menudo no somos conscientes de lo que damos por sentado en nuestro pensamiento. Permanentemente nos hallamos ante la posible influencia sobre nuestro pensamiento por parte de las declaraciones, conclusiones, formas de hacer las cosas y normas. Esto es natural pues estamos integrados en familias, escuelas, clubes, grupos, etc., y fundamentalmente porque somos receptores pasivos y activos de lo que los medios nos transmiten.

El riesgo de este "bombardeo" perceptivo es el de aceptar e incorporar acríticamente cosas que entorpecen la habilidad de pensar con eficacia. La idea es concientizarnos de esto y detenernos a reflexionar antes de aceptar una conclusión sobre algo.

Cuando leas u oigas declaraciones "concluyentes" pregúntate inmediatamente qué querrías saber acerca de eso; qué preguntas podrías plantearle a la persona que hizo la declaración o qué te causa curiosidad de tales declaraciones. La idea es tener claro qué más querrías saber antes de decidir qué creer.

Recuerda estas preguntas antes de aceptar conclusiones de otros:


¿Cuál es la fuente de la conclusión? ¿Es creíble?
¿Cuál es el contexto de las conclusión?
¿Qué pruebas se brindan para la conclusión? ¿Son objetivas, exactas y pertinentes?
¿Qué supuestos están implicados en la conclusión? ¿Son realistas? ¿Son válidos?
¿Qué términos claves se están utilizando en la conclusión? ¿Cómo se definen? ¿El lenguaje es claro y específico?
¿Qué tendencia o interés se refleja en la declaración o conclusión? ¿Cuál podría ser la motivación?

Tómate unos cuantos días para analizar de esta manera el aluvión de conclusiones con las que convivimos. Te ayudará a generar un excelente "protector" intelectual.

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