Artículo para debatir
Lo que nos dicen los adolescentes
A menudo nos encontramos con situaciones, en donde están implicados nuestros jóvenes adolescentes, que manifiestan algún grado de violencia y que nos conmueven de forma especial. Mientras no tengamos la capacidad de observar lo que ellos pretenden manifestarnos no podremos comprenderlos. Y mientras no los comprendamos, ellos seguirán insistiendo para que nosotros, los adultos, escuchemos su voz.
Frente a estos aconteceres nos encontramos frente al discurso de la incomprensión, en donde parecería que muchos adultos nunca fueron adolescentes. Sin entender que la adolescencia es tan solo una etapa que se atraviesa durante el desarrollo normal del hombre.
Es necesario comprender al adolescente, porque este sujeto esta adoleciendo, que significa creciendo. Este crecimiento o desarrollo se da desde la integración de lo biológico y lo psíquico, soma y psique, es decir Psico-somático.
Los elementos a tener en cuenta no son pocos. Es menester partir de la confluencia de tres ejes: el eje del desarrollo, el eje de las relaciones familiares y el eje del paradigma cultural.
Tomando el primer eje, el del desarrollo observamos que en el joven que hay un generalizado desinterés que se manifiesta por un temor frente a las expectativas depositadas en él, dudas e incertidumbre (estas señalan una depresividad, no como enfermedad psicopatológica), al poder elegir sabe que tiene más posibilidades de equivocarse cada vez que lo haga, confusión narcisista porque no sabe si se encuentra en ese momento a la altura de las circunstancias, entre otras cuestiones. Desde el segundo eje, el de las relaciones con los padres tenemos que es impostergable un cambio de lugar de los padres para con su hijo adolescente, pena que hoy exista una adolescentización de los padres (siendo esta la dificultad de los padres para desempeñar el rol de adulto, devenido de la sociedad actual donde envejecer no esta de moda) y el joven se sienta perdido, sin límites ni reglas fijas que seguir, finalmente tenemos el tercer y último eje, el del paradigma cultural o social donde nos encontramos con menos respeto por la autoridad, la sociedad actual resulta desagradable para nuestros jóvenes ya que no comparten sus modos y valores y de allí que los cambios sociales devengan en cambios o manifestaciones en las conductas de nuestros jóvenes. Así los jóvenes terminan por ser el fiel reflejo de nuestra sociedad, de nuestras construcciones sociales como adultos que somos o creemos serlos.
Entendiendo aquello que es lo vivido para nuestros jóvenes podremos comprender los mensajes que sus voces (como palabra, como gesto, como conducta, etc.) nos develan. De esta manera seremos capaces de construir puentes que nos comuniquen, de establecer relaciones vinculares más armoniosas, de generar una sociedad con conductas más saludables, de acompañarlos y permitirles siempre fiándonos en la capacidad de espera que adoptaron nuestros hijos gracias a la confianza vincular que le correspondimos como padres, como adultos o como relevos.
Fuente
A menudo nos encontramos con situaciones, en donde están implicados nuestros jóvenes adolescentes, que manifiestan algún grado de violencia y que nos conmueven de forma especial. Mientras no tengamos la capacidad de observar lo que ellos pretenden manifestarnos no podremos comprenderlos. Y mientras no los comprendamos, ellos seguirán insistiendo para que nosotros, los adultos, escuchemos su voz.
Frente a estos aconteceres nos encontramos frente al discurso de la incomprensión, en donde parecería que muchos adultos nunca fueron adolescentes. Sin entender que la adolescencia es tan solo una etapa que se atraviesa durante el desarrollo normal del hombre.
Es necesario comprender al adolescente, porque este sujeto esta adoleciendo, que significa creciendo. Este crecimiento o desarrollo se da desde la integración de lo biológico y lo psíquico, soma y psique, es decir Psico-somático.
Los elementos a tener en cuenta no son pocos. Es menester partir de la confluencia de tres ejes: el eje del desarrollo, el eje de las relaciones familiares y el eje del paradigma cultural.
Tomando el primer eje, el del desarrollo observamos que en el joven que hay un generalizado desinterés que se manifiesta por un temor frente a las expectativas depositadas en él, dudas e incertidumbre (estas señalan una depresividad, no como enfermedad psicopatológica), al poder elegir sabe que tiene más posibilidades de equivocarse cada vez que lo haga, confusión narcisista porque no sabe si se encuentra en ese momento a la altura de las circunstancias, entre otras cuestiones. Desde el segundo eje, el de las relaciones con los padres tenemos que es impostergable un cambio de lugar de los padres para con su hijo adolescente, pena que hoy exista una adolescentización de los padres (siendo esta la dificultad de los padres para desempeñar el rol de adulto, devenido de la sociedad actual donde envejecer no esta de moda) y el joven se sienta perdido, sin límites ni reglas fijas que seguir, finalmente tenemos el tercer y último eje, el del paradigma cultural o social donde nos encontramos con menos respeto por la autoridad, la sociedad actual resulta desagradable para nuestros jóvenes ya que no comparten sus modos y valores y de allí que los cambios sociales devengan en cambios o manifestaciones en las conductas de nuestros jóvenes. Así los jóvenes terminan por ser el fiel reflejo de nuestra sociedad, de nuestras construcciones sociales como adultos que somos o creemos serlos.
Entendiendo aquello que es lo vivido para nuestros jóvenes podremos comprender los mensajes que sus voces (como palabra, como gesto, como conducta, etc.) nos develan. De esta manera seremos capaces de construir puentes que nos comuniquen, de establecer relaciones vinculares más armoniosas, de generar una sociedad con conductas más saludables, de acompañarlos y permitirles siempre fiándonos en la capacidad de espera que adoptaron nuestros hijos gracias a la confianza vincular que le correspondimos como padres, como adultos o como relevos.
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1 Comentarios:
pues es cierto la palabra adolescente significa adolescer porque se dan cambios en lo emocional y fisico es una etapa de transición importante que debemos enteder los adultos para poder guairlos porque de ello dependerá la personalidad del adultos en esta eapa se fijan las conductas o salen a relucir problemas de la infancia y es necesario estar atentos a estas señales para poder ayudar a los jovenes
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