Líderes en acción: la mente del líder
La calidad de líder, el liderazgo, siempre ha sido y
probablemente seguirá siendo un factor importante en la vida humana.
Sin embargo, en los últimos tiempos tanto la necesidad de liderazgo
en los puestos de dirección como las dificultades en hallar líderes
eficaces se han acentuado más de lo que se cree.
La causa son los abruptos cambios que se han producido en el mundo
de los negocios. Si bien no existe una definición generalizada de
liderazgo, nosotros lo conceptualizamos como el proceso de llevar a
un grupo en determinada dirección. En el mundo de las empresas, un
liderazgo eficiente es aquel que produce un movimiento hacia el
mejor logro posible, a largo plazo, para el equipo que se lidera.
En términos de funcionamiento del cerebro, el liderazgo se
puede pensar como la habilidad para comprender las diferentes
posibilidades, limitaciones y necesidades de cada uno de los
miembros del equipo, tomar decisiones en función de la subjetividad
propia y ajena y, finalmente resolver los problemas de la mejor
manera posible con los recursos humanos con los que se cuenta.
Para ello el líder debe tener determinadas capacidades psicológicas
relacionadas con el autoconocimiento y habilidades para la toma de
decisiones.
Solamente aprendiendo a crear empresas inteligentes
lograremos diferenciarnos, y esa es la única ventaja competitiva que
no es imitable.
Aprender cómo el cerebro incorpora día a día nuevos conocimientos y
los procesa nos abre las ventanas de una realidad distinta en
materia de management que no podemos desconocer.
Todo lo que producimos en nuestra vida es resultado
de un procesamiento mental, es decir, de una secuencia de procesos
que determinan las señales que le enviamos a nuestro cerebro.
La estructura de estos procesos está determinada por las neuronas y
sus circuitos neurales, y es la misma en todos los miembros de la
especie. Lo que tenemos que desarrollar es la estrategia adecuada
para aprovechar mejor estos recursos que todos tenemos para ser más
inteligentes y crear organizaciones inteligentes.
Lo que en realidad queremos puntualizar en este apartado es la
importancia de considerar al cerebro, más que como un órgano, como
un instrumento que podemos aprender a utilizar para ser líderes
exitosos. Para ello es necesario ampliar su capacidad, pero, ¿hasta
cuando? La respuesta es muy simple: hasta donde nosotros lo
establezcamos en forma consciente.
Como veremos más adelante, las conexiones neurales que pueden
realizarse en el lapso de una vida humana son prácticamente
infinitas. En consecuencia, el número total de interconexiones del
cerebro se mide en trillones. Ninguno de los instrumentos que
poseemos, ni siquiera las computadoras más potentes, se aproximan a
la complejidad del cerebro.
Sin embargo, en la mayoría de los casos solo se utiliza una pequeña
parte de este potencial, quedando una gran reserva de capacidad
cerebral que se desperdicia.
Sobre la base de estos conocimientos, resulta razonable suponer que
las diferencias de inteligencia tienen más que ver con el grado en
que se desarrolla este potencial que con la cantidad de células
cerebrales con que nacemos.
En la esencia del liderazgo subyace la capacidad de
crear y evolucionar, y precisamente éstas son dos características
esenciales del cerebro humano.
Neuroeconomía y negocios, Néstor P. Braidot
En
nuestro curso Mentat Gold se entrena el Autoconocimiento y las
habilidades mentales.
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