Los problemas existenciales del mundo
contemporáneo
Viktor E. Frankl (1905 - 1997), el notable médico psiquiatra y neurólogo
austriaco, fundador de la tercera escuela vienesa de psicoterapia,
reflexionaba sobre los graves problemas existenciales y los males sociales
de la época contemporánea en varios de sus extraordinarios libros y
planteaba como una respuesta a los mismos la logoterapia y el análisis
existencial.
Los principios en los que se basa la logoterapia, de acuerdo a Joseph
Fabry, uno de discípulos más conspicuos de Frankl, son los siguientes:
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La vida tiene sentido en cualquier circunstancia;
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El hombre es dueño de una voluntad de sentido, y se siente frustrado o
vacío cuando deja de ejercerla; y
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El hombre es libre, dentro de sus obvias manifestaciones, para consumar el
sentido de su existencia.
Viktor E. Frankl explicó también la neurosis colectiva que caracteriza a
las sociedades enfermas. Los cuatro síntomas de estas sociedades enfermas,
serían los siguientes:
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El fatalismo, es decir la creencia de que existe un destino inexorable que
encierra al ser humano en los límites de un determinismo del que no es
posible escapar. Esta mentalidad fatalista es uno de los rasgos
psicosociales de la cultura de la pobreza en Latinoamérica y en todo el
mundo.
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El fanatismo o el reduccionismo en creencias, valores y comportamientos
que alejan al ser humano de su racionalidad y lo impulsan a la exclusión,
los prejuicios y el autoritarismo. Se manifiesta en la política, la
religión, la cultura, el deporte y en muchos de los ismos segregacionistas
de la época actual.
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La masificación o la pérdida del sentido de la individualidad que
convierte al hombre libre en un hombre masa. Los totalitarismos de
cualquier signo político engendran este tipo de personalidad básica.
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La existencia provisional por la inseguridad que permite que el horizonte
de vida del hombre se reduzca al momento presente y olvide el valor que
tiene la acción presente para la realización de un futuro con esperanza y
desarrollo. Es una respuesta a la falta de esperanza y sentido de vida.
Frankl también comprendió los males de nuestra época contemporánea, y los
clasificó en tres grupos:
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La depresión, una de las enfermedades psiquiátricas de mayor gravedad, que
tiene incidencia y prevalencia mundial en constante aumento. Se manifiesta
también bajo la forma de desaliento, desánimo y desesperanza en la vida y
por la vida.
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Las adicciones, que en los últimos años no solamente se han agravado sino
que inclusive han aparecido nuevas formas con el desarrollo tecnológico.
Es un problema mundial que tiene hondas y dramáticas repercusiones
psicológicas, sociales, culturales, legales, económicas y políticas.
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La agresión, manifestada en todo momento y en todos los confines del
planeta. Aparece revestida bajo la forma de conflictos de pareja, abandono
familiar, paternidad no responsable, pobreza extrema, explotación de niños
y mujeres para la prostitución, pandillas infantiles y juveniles,
delincuencia criminal, tráfico de drogas, guerrillas, terrorismo,
revueltas sociales y protestas, terrorismo, torturas y muchas otras formas
más de violencia.
Una comunicación personal de la maestra Leticia Ascencio de García,
Directora General de la Sociedad Mexicana de Análisis Existencial y
Logoterapia, nos informa: “Aquí en México la logoterapia responde a un
anhelo de esperanza que los mexicanos sentimos ante un país que día a día
vive en más inseguridad y al que el derrumbe de tradiciones está afectando
como a muchos pueblos del mundo”.
Y qué es lo que podríamos decir cada uno de nosotros acerca del estado de
cosas en nuestro país. Acaso bastaría observar sólo un día de programación
de la televisión nacional para ver en la pantalla reflejada nuestra propia
miseria no solo material sino también moral y espiritual.
Afortunadamente existen esperanzas bien fundadas, hay fuerzas vivas de la
sociedad que con pocos recursos y en silenciosa pero fecunda y
comprometida acción luchan por vencer el avance degradante de la cultura
de muerte y su miseria moral y espiritual que día a día tratan de
vendernos sus mercaderes.
El mensaje de Viktor E. Frankl, sintetizado en sus bellas palabras: A
pesar de todo, sí a la vida, es realmente esperanzador para un mundo en el
que grandes masas de personas pierden la fe en su propia vida y en la
vida.
El desafío para todos nosotros, recogiendo el esperanzador mensaje
frankliano, es aprender a vivir cada día plenos de sentido o, lo que es lo
mismo, plenos de humanidad por la riqueza de nuestros principios y
valores.
Ricardo Vargas Trepaud
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