Fisiología de la
excelencia
Una de las maneras de lograr cambios positivos en la
conducta, puede ser cambiando la fisiología habitual por una que se
identifique y nos induzca a estados mentales de poder, de éxito y de
gran disposición de energía vital.
Ya sabemos que los gestos, posturas, ademanes, la manera como
ocupamos el espacio, los colores que usamos al vestir, etcétera,
dependen en gran parte de nuestros estados internos y que estos, a
su vez, generan la producción de hormonas en nuestro organismo que
van a consolidarlos. «EL VERDADERO CÍRCULO VIRTUOSO».
Estos estados están determinados por la inmensa corriente de
neurotransmisores que se produce en el organismo cuando estamos
pensando en algo determinado, lo cual sugiere que cambiando el
pensamiento, se cambia la fisiología ¡y viceversa!, porque hay una
interdependencia muy estrecha entre el cuerpo y la mente, pues somos
una unidad interconectada por la inmensa red neuronal que controla y
regula todas las actividades del organismo como una entidad total, y
como somos un sistema, en lugar de una máquina, cuando hay una
modificación en alguno de sus elementos, cada parte del sistema se
afecta.
Estudiando lo que hacen las personas excelentes, en lugar de
averiguar por qué hacen lo hacen, se puede conseguir la fisiología
de la excelencia. Podemos comenzar por modificar la fisiología,
sintonizando con los movimientos corporales de éxito, recordando una
situación en la que fuimos exitosos y actuando «como si» ya
estuviéramos disfrutando de los dones del triunfo.
El marco «como si» es una manera creativa de aprender a anticiparse
a los estados de ánimo que propician la excelencia, muchas veces
puede parecer difícil para una persona deprimida, por ejemplo,
actuar «como si» estuviera alegre, sin embargo, si tenemos a alguien
en ese estado cerca de nosotros, puede ser que comencemos a
sincronizar con él y también nos deprimimos; entonces, si eso es
posible, también debe ser posible lo contrario, «contagiar» de
optimismo comenzando por propiciar que la persona deprimida «copie»
las posturas y ademanes que nosotros le enseñamos como parte de una
fisiología excelente. Podemos darnos cuenta de que al usar el marco
«como si», también estamos anclando la manera de ser exitosos.
Muchos alumnos de grandes virtuosos de algún instrumento musical,
copian casi al carbón los ademanes de sus maestros, por muy
extravagantes que ellos parezcan, y comienzan a ejecutar su
instrumento con gran maestría ayudados por esos ademanes, los cuales
en realidad no hacen falta, pero ayudan al hemisferio derecho del
cerebro a «identificar» la habilidad y a asociarla con dichos
ademanes. Una vez que queda «anclada» la relación, las redes
neuronales vinculan una cosa con la otra y la sola evocación de
algún gesto característico, genera una serie de asociaciones
cerebrales que disparan mecanismos automáticos de excelente
ejecución.
Aplicando este mismo principio a los estados mentales podemos
aprender a proporcionarnos la realidad que deseamos, los
pensamientos que queremos y sobre todo, aprendemos a actuar desde la
maravillosa cumbre del éxito, recordando que la interdependencia
entre el organismo y la mente es tan estrecha, que sus procesos no
son sucesivos, sino simultáneos.
Jazmín Zambrano
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