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Inteligencia y creatividad
En este trabajo se procura establecer patrones
comunes, llanos y entendibles, de esta temática, y para ello nos hemos
valido de una básica diferenciación entre los términos, para luego ir
desarrollando hipótesis de trabajo que seguramente no terminaremos en esta
entrega. En primer lugar tenemos el compromiso de especificar que es para nosotros inteligencia. Podemos marcar en una primera instancia que denominamos así a la capacidad de entender, de comprender la información presentada. En ningún caso debemos confundir con el acto de memorizar esa información o acumularla como un conocimiento general.
En este párrafo nos abriríamos
hacia otras vertientes del trabajo, que implicarían abordar aspectos
socioculturales y saldríamos de tema. Por el momento nos atendremos al
establecimiento de los aspectos comunes y las diferencias.
Haciendo un breve pasaje por este camino del estudio de las funciones
intelectuales y el concomitante aporte de la neurofisiología, diremos que
en el lapso de cien años de investigaciones se convino en pautar dos
grandes ramas de abordaje del problema teórico. El primero de ellos se
refiere a un “factor de inteligencia” que sostiene que ésta es una
capacidad general y única para la conceptualización y resolución de
problemas. En la segunda línea se propone la existencia de un conjunto de
facultades mentales primarias e independientes unas de otras, llegando a
una teoría interactiva de la inteligencia, en donde vemos el resultado,
como ecuación, entre lo heredado y lo adquirido. Esto se pondría en movimiento considerando a la misma como un complejo sistema de relaciones entre actos mnémicos y procesos combinatorios, “controlados” de alguna forma por un sistema de inteligencias relativamente autónomas. Un axioma recurrente dentro de la visión actual, plantea que los individuos más sabios son los más capaces de crear conexiones transversales entre todas las áreas, como demuestra el uso de metáforas y analogías.
Ahora, situados en tema, proponemos pautar los
elementos que actúan en este proceso en relación con el ámbito de la
motivación creativa: ¿Que sería ser creativo? ¿Dentro de qué
inscribiríamos este acto? ¿Cual es la medida de la creatividad? En un
primer momento se presenta la idea de establecer diferencias estructurales
entre ambas, lo que nos permitiría decir que la inteligencia se homologa
con el “encontrar la mejor idea”, mientras que desde lo creativo sería
“hallar una idea nueva”, lo que permite establecer relaciones con objetos
de diferentes dominios. De esta forma la inteligencia y la creatividad se
retroalimentan, utilizando la capacidad lógica de una para la generación
de nuevas ideas y la capacidad generativa de la otra para nutrir de nuevos
objetos a la inteligencia. ¿Que seria entonces ser creativo? ¿Resolver
algo rápido? ¿Hacer mas eficaces las respuestas? Creemos que el acto de
crear está implicado, más allá del aspecto meramente formal del acto
intelectual, en la construcción ingeniosa de un fenómeno.
¿Cuanta gente inteligente conocemos? Mucha. ¿Cuanta gente creativa tenemos
cerca? Poca.
Cuando vemos el arte rupestre podemos afirmar, sin lugar a dudas, que ese
protointelecto ya estaba, magia mediante, creando una representación del
mundo fantasmático que le permitía la adquisición
del factor simbólico. Una pregunta surge de este análisis y permite abrir
una especulación: El desarrollo de la función simbólica, el crecimiento de
nuestra inteligencia como homínidos, ¿fue un impulso para la creatividad o
más bien un encorsetamiento de la misma? Este es un fenómeno visible en el
desarrollo libre de la mente infantil. Ahora, en este estadio de las
cosas, nos preguntamos que es realmente la creatividad.
Lo primero que surge se refiere a una condición o estado muy especial, que
involucra la síntesis de todas las funciones de la mente, y establecerá
una cierta habilidad de desarrollar ideas nuevas y originales.
Este “acto creativo” está en muchos casos vinculados a una puesta en
escena altamente emocional. Esta conjunción nos permitirá ver que había en
estos casos una capacidad de innovar, partiendo de elementos originales,
para así construir ideas nuevas. Otro punto de vista determina a este
proceso como la presentación de un problema a la mente y la resolución del
mismo a partir de caminos no convencionales. Muchas veces nos ha pasado
que, ante una prueba, las soluciones son las mismas pero llegan por
diferentes caminos.
Esto se manifiesta por medio de juegos lógicos que muchas veces hacemos.
Hay un solo resultado, pero las reglas para llegar a él difieren entre
individuos. Encontramos diversos estudios donde se corrobora que la
relación entre IQ y creatividad es absolutamente relativa. Hemos podido
llegar a conclusiones generales en lo referente a características
generales de la creatividad, concluyendo que el “acto creativo” implicaría
un nivel intelectual alto, lo cual no necesita para ello el acceder a la
superdotación. Por otra parte este acto implicaría algunos aspectos
salientes de él: alto nivel de curiosidad, donde la percepción podría
crear nuevos productos a partir de algo ya visto y analizado por otros.
Habría una alta capacidad de innovar.
Por otra parte encontramos originalidad, producto de este “nuevo análisis”
que hace al pensamiento creativo, que iría necesariamente unido a una alta
sensibilidad que permite captar aspectos inusuales de un fenómeno.
Podríamos ir dando forma a nuestra elaboración, pensando en no dar
preferencia a la creatividad por encima de la inteligencia, ni al revés,
sino que ambas facultades son necesarias para un contacto acabado con el
mundo. Es decir: de poco sirve que un individuo sea creativo si tiene
dificultades para entender los conceptos que se le presentan y, al revés,
no vale que un individuo sea muy inteligente si no es capaz de tener ideas
nuevas, de ver más allá de lo que le han enseñado.
Podemos establecer este acto como el proceso de presentar un problema a la
mente con claridad, ya sea imaginando, meditando, contemplando, y luego
originar una idea, concepto, noción, según líneas nuevas o no
convencionales. Supone estudio y reflexión más que acción, y teniendo en
cuenta el carácter multidisciplinario de la creatividad.
La persona creativa tiende a crear su propio orden, su propia forma y a
idear su propio sentido vital unido a un indudable proceso intelectual que
interviene en la concreción del proyecto creativo. Lic. Carlos Allende Psicólogo evaluador Mensa Argentina
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