Internet
y la lectura
El nacimiento del Kindle y el proyecto Google Book Search ya hacen posible
pensar en un mundo sin bibliotecas ni librerías. Ambas herramientas son
complementarias, y entre las dos comienzan a dibujar el futuro del libro.
El proyecto Google Book Search nació en octubre de 2004, y consiste en
digitalizar todos los libros que existen en todo el planeta, para ponerlos
a disposición del internauta en formato digital. Si la obra que se busca
es de dominio público, es decir, si ya vencieron los derechos de autor, se
puede leer entera en la pantalla (y bajarla completa). Caso contrario, se
permite leer sólo un fragmento y se le informa al usuario sobre las
bibliotecas que disponen del libro para su consulta, así como de las
librerías donde es posible comprarlo. Este último servicio es el que
reporta ganancias a Google, ya que las librerías pagan por cada click que
los cibernautas hacen en su link. "El proyecto es muy útil para los
editores, ya que les permite analizar mediante estadísticas la popularidad
de los libros para programar la distribución, e incluso considerar si una
obra descatalogada merece la pena ser reimpresa de nuevo", ha dicho Marco
Marinucci, director de Google Book Search International.
En otra línea, un nuevo resultado de la sociedad entre Internet y los
libros es la aparición de editoriales que funcionan bajo la modalidad
print on demand. Actualmente, el servicio de autopublicación es Lulu.com.
Funciona de la siguiente manera: los autores escriben un libro, el portal
lo edita y le pone una portada, y una calculadora on line estima el costo
de impresión. Este dato es fundamental para establecer el precio de venta,
el cual es fijado por el propio autor; así, el 80 por ciento de las
ganancias van a las arcas del autor, y el 20 por ciento restante a
Lulu.com. Este tipo de iniciativas son un paraíso para los autores,
quienes ya no tienen que esforzarse para convencer a un editor de que
publique su obra. Y, como dice Bob Young, el editor se conforma con pensar
que "todos tenemos al menos un cliente: nuestra madre".
De todas maneras, la mayor innovación en tecnología libresca se llama
Kindle. Es un dispositivo de lectura electrónica conocido como "el iPod de
los libros", en el que los textos se almacenan en un formato que permite
una lectura dinámica e interactiva. En esta biblioteca virtual caben casi
200 títulos, que además se pueden comprar online. Cuesta 399 dólares y se
puede comprar vía Internet. Así, el acceso a la lectura y la difusión de
lo escrito se vuelve más simple, y tal vez por eso mismo estos
dispositivos virtuales y los proyectos de edición independiente se ven
como grandes amenazas para las personas –libreros y editores,
principalmente- que viven de la industria del libro.
Tal vez el desafío sea generar una reflexión acorde a los cambios que
empieza a darse en el formato de los libros y, también, en los modos de
leer. Al respecto, Ricardo Piglia acaba de apuntar en la revista La
Biblioteca que "los signos nos siguen viniendo uno tras otro (...) después
los podemos alterar, podemos intercalar un texto en otro pero siempre
habrá un movimiento lineal, difícil de acelerar y de alterar". En esa
línea, el historiador Roger Chartier viene planteando tres diferencias
fundamentales entre la lectura tradicional y la digital. La primera tiene
que ver con el contexto, ya que se pasa de una contextualización
topográfica a una lógica, más temática, en la que los textos se
transforman en "bancos de datos, de los cuales se extraen fragmentos sin
que remitan a la totalidad". La segunda es que el libro posibilita un
contacto físico con la obra, mientras que la lectura digital está
mediatizada por la pantalla. Y la tercera, tal vez la más importante,
reside en los cambios que la pantalla provoca en la percepción de las
entidades textuales, lo cual implica la ausencia "de una jerarquización de
la autoridad de los textos en relación con su género, es decir, en
relación con su percepción material".
Las miradas apocalípticas sobre los cambios que Internet provoca en la
lectura, se mezcaln con versiones más utópicas que enfatizan su carácter
libertario: mayor democratización, fin de los intermediarios y una
relación más laxa con la Ley. Sin embargo, es claro que a este paraíso
prometido no tendrán acceso todos los lectores. Estos nuevos modos de
vincularse con la lectura, requieren de una alfabetización específica. A
pesar de las palabras de Young, es difícil imaginar a una mujer
sexagenaria bajando el libro de su hijo en Internet.
Los espíritus más conciliadores prefieren no hablar de muerte, sino de
coexistencia pacifica de los dos soportes -el tradicional y el digital-.
Roger Chartier se inscribe en esta línea de pensamiento y señala que "no
se trata de elegir entre un soporte u otro, sino que hay que pensar en la
conservación y uso de todas las formas de inscripción de los textos". Las
dos formas tienen puntos fuertes y débiles; tal vez esté en cada individuo
la posibilidad de elegir que opción le parece más óptima según las
circunstancias. Porque, tal como afirma la española Milagros del Corral,
Directora General Adjunta para la Cultura de la UNESCO, "el avión, no
impide caminar".
Por María Paula Bandera
http://adncultura.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=999530
También pueden interesarte estos artículos:
El rendimiento del conocimiento
http://www.mentat.com.ar/el-conocimiento.htm
Hagamos la diferencia
http://www.mentat.com.ar/lectura_reflexiva.htm
El pensamiento crítico en el aprendizaje permanente
http://www.mentat.com.ar/pensamiento_critico.htm
Conduciendo a las fuentes conduces a la lectura
http://www.mentat.com.ar/lectura.htm
De la educación al aprendizaje continuo
http://www.mentat.com.ar/aprendizaje_continuo.htm
Busca más información en nuestro sitio con la potencia
de Google
|
Más artículos de Educación
Mental Recomiéndanos
Home
Artículos
Mensa
Librería
Cursos
Tips Links
Contacto
Suscripción
Presentación
Última modificación de la página:31/03/2008
Copyright: © 2002, 2003, 2004
por
Ment@t
Todos
los derechos reservados acerca de, concepto, diseño,
imágenes y
contenido
mentat@mentat.com.ar
Optimizado para Internet Explorer y área de
pantalla de 800 x 600 píxeles
|