lunes, junio 25, 2007

Artículo para debatir

¿La tecnología nos hace más inteligentes?

Devin Moore tenía 18 años cuando asesinó a tres policías que lo habían detenido por manejar un auto robado. Dicen que al ser detenido afirmó: “La vida es como un videojuego. A veces uno tiene que morir”.

Mientras Moore espera que se cumpla su condena a muerte, los abogados que representan a los familiares de sus víctimas preparan una demanda contra la compañía que desarrolló un videojuego sobre robos de autos y contra Sony Computer Entertainment, fabricante de PlayStation. Dicen que Moore, adicto a ese videojuego, aprendió a través de ellos a matar.

Mientras la Justicia decide, historias como ésta construyen una oscura imagen de la influencia de la tecnología sobre las mentes jóvenes. Quizá sea imposible probar que un determinado acto de violencia es el resultado de una experiencia particular, pero muchos estudios relacionan estos modernos medios con un aumento de la violencia, la depresión infantil y el déficit de atención, y con el declive de estándares educacionales.

Al mismo tiempo, escuchamos lo contrario: que el coeficiente intelectual es cada vez más alto desde la aparición de la televisión o que jugar con regularidad a los videojuegos mejora los resultados de los tests que miden la atención visual y la conciencia espacial. Entonces ¿cuáles son los efectos de los modernos medios de comunicación sobre el cerebro?

Complejidad creciente

Los investigadores están de acuerdo en que cualquier tecnología que usemos cambiará nuestro cerebro. No hay nada sorprendente ni siniestro en ello, dice Martin Westelll, del Instituto para el Futuro de la Mente, de la Universidad de Oxford, Inglaterra. "Somos lo que somos en gran parte debido a cómo nuestras células cerebrales están conectadas en respuesta al entorno y las cosas que hacemos -dijo-. Si uno cambia la forma en que se conectan, cambiará la forma en que pensamos."

Pero entonces ¿cómo es que estas conexiones están cambiando? Algunos dicen que nos estamos volviendo más listos. Steven Johnson, autor del libro Everything Bad is Good for You , argumenta que la creciente complejidad de los medios y de los videojuegos requiere una mayor capacidad de planeamiento y de resolución de problemas. Lejos de volvernos tontos, la cultura popular nos está expandiendo, dice Johnson, y el crecimiento de nuestro coeficiente intelectual da testimonio de ello.

Hay evidencias que sustentan esa idea. Shawn Green y Daphne Bavelier, de la Universidad de Rochester en Nueva York, Estados Unidos, mostraron que los jugadores habituales de videojuegos mejoran su atención visual, volviéndose capaces de procesar más información. Incluso jugar por períodos cortos produce una mejora inmediata.

Rene Weber, de la Universidad de California en Santa Bárbara, Estados Unidos, afirma que la televisión también puede ser beneficiosa. "Muchas personas aprenden más sobre sexo seguro, sobre VIH y sobre drogas a través de los programas de televisión que a través del sistema de educación formal o de los libros", dice, aunque admite que la influencia de los medios varía mucho de persona a persona.

En cuanto a si Internet nos está volviendo más o menos sociables, eso también es algo personal. Dmitri Williams, de la Universidad de Illinois, en Urbana-Champaign, Estados Unidos, observó que el ciberespacio amplifica nuestros rasgos naturales de personalidad. Los extrovertidos se vuelven más sociables y los introvertidos, más aislados.

En cuanto a la televisión, no hay forma de ocultar el hecho de que las malas noticias superan a las buenas. Uno de los estudios más amplios fue realizado por Jeffrey Johnson, de la Universidad de Columbia, en Nueva York, Estados Unidos, quien siguió a 700 familias durante 17 años, registrando sus hábitos televisivos, su salud y sus comportamientos. Sus hallazgos confirman estudios previos más pequeños que mostraron que la cantidad de televisión que una persona ve durante la niñez y la adolescencia se correlaciona con cambios en la atención y en los patrones de sueño, entre otras cosas.

"Mirar mucha televisión puede contribuir a un riesgo elevado para un síndrome que se caracteriza por dos o más de los siguientes problemas: niveles elevados de agresión verbal o física, trastornos del sueño, obesidad y riesgo de trastornos asociados a la obesidad que resultan de la falta de actividad física, así como problemas de atención y de aprendizaje", enumeró Johnson.

La mayoría de los estudios sobre los medios modernos se ha concentrado en la violencia dentro y fuera de la pantalla. Según John Murray, experto en psicología del desarrollo de la Universidad Estatal de Kansas, Estados Unidos, es imposible concluir otra cosa que no sea que la violencia en la TV ha aumentado los niveles de violencia y agresión en nuestra sociedad, y que los videojuegos tienen un efecto aún más poderoso.

Interactivo

"Los videojuegos son más preocupantes que la televisión porque son interactivos", dice Murray. Los niños aprenden mejor a través de la demostración seguida de la imitación, con recompensas por hacer las cosas del modo correcto. "Y eso es exactamente lo que hacen los videojuegos", agregó.

No todo el mundo es afectado y no todos somos afectados de la misma forma, pero, globalmente, la violencia en los medios afecta las actitudes, los valores y los comportamientos de los televidentes, afirma Murray.

Una de las demostraciones más directas de esto fue obtenida en 1961 por Albert Bandura, de la Universidad de Stanford, en Palo Alto, Estados Unidos. Bandura hizo que niños en preescolar vieran cortometrajes en los que un hombre golpeaba a un payaso de plástico; otro grupo vio una película con imágenes inocuas. A continuación se les permitió jugar con distintos juguetes, incluyendo al payaso de plástico. Aquellos que habían visto el film violento copiaron la forma de golpear al payaso, e incluso acompañaron la paliza con las palabras pronunciadas por el hombre en la película. El estudio mostró cómo los niños imitan los actos de violencia en sus más precisos detalles.

Y no es que sólo los niños sean susceptibles a ello. Este mes, en Inglaterra, un hombre que había visto la película Pesadilla en lo profundo de la noche veinte veces fue arrestado por atacar a otra persona con un guante armado caseramente con cuchillas, como el que aparece en esa película.

El estudio de Johnson halló una fuerte asociación entre la cantidad de televisión vista durante la niñez y la propensión a comportarse agresivamente con los demás. Estudios de imágenes cerebrales también han revelado cambios en la respuesta emocional a las imágenes violentas que resultan de ver violencia en TV o jugar videojuegos violentos.

Otros estudios muestran que los niños almacenan los recuerdos de imágenes televisivas violentas en regiones del cerebro reservadas para el almanecenamiento a largo plazo de eventos significativos. Estos recuerdos pueden volver a la mente rápidamente, incluso cuando no se lo desea, como escenas retrospectivas.

Por Helen Phillips
De New Scientist

Tomado de La Nación

miércoles, junio 20, 2007

Señales de éxito

A veces, por distintas circunstancias, deseamos y necesitamos tener un plus de ánimo o energía. Habitualmente podemos hallarlo en familiares, amigos o profesionales. Pero, independientemente del apoyo que pudieran brindarnos nuestros aliados naturales, conviene acudir a quien nos influencie positivamente con su propio bienestar. Eso significará suficiente recarga. Y si pudiéramos reconocer a las personas exitosas por su grado de bienestar, entonces es bueno tener presentes y reconocer las señales que les caracterizan:

Ríen a menudo;
Son respetados por personas inteligentes;
Cuentan con el afecto de niños;
Los críticos honestos les aprueban sin dudarlo;
Soportan muy bien la desilusión y la deslealtad;
Aprecian y disfrutan de las cosas bellas;
Desean encontrar lo mejor de otros;
Son generosos;
Quieren, se apasionan, y aman;
Realizan sus tareas completamente enfocados, sea cual sea;
Se permiten jugar y se entusiasman;
Viven plenamente con cada respiración.

Si entre nuestros allegados tenemos gente así, no dudemos en acercarnos. Nos sentiremos bien.

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lunes, junio 11, 2007

Artículo para debatir

Un cerebro social

Desde el punto de vista evolutivo, a medida que el contacto social aumenta de especie en especie, más grande es el cerebro. Esto ha llevado a preguntar si la complejidad de nuestro cerebro no es, al menos en parte, producto de la complejidad social que nuestra especie ha alcanzado.

La cognición social procura entender y explicar cómo los pensamientos, las sensaciones y el comportamiento del individuo se ven influidos por la presencia real o imaginaria de otros. Los procesos cognitivos que subyacen a las conductas sociales son muy diversos, y existe poca información acerca de sus sustratos neurales.

En el estudio de la cognición social se incluyen varios procesos cognitivos. Los trabajos realizados en este ámbito son diversos e incluyen paradigmas cognitivos diferentes; por ejemplo, el reconocimiento de expresiones faciales y el procesamiento de emociones.

La capacidad de atribuirles a otros personas ciertos estados mentales y de predecir su comportamiento en función de dichos estados es un componente central de la conducta social. La teoría de la mente es la capacidad humana de darse cuenta de que otras personas tienen deseos y creencias diferentes de las nuestras y de que su comportamiento puede ser explicado en función de éstos. Esta capacidad de reconocer la naturaleza de nuestras creencias y la de los demás es vital para la vida en sociedad y para la transmisión de la cultura.

Por Facundo Manes
El autor es director del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro

viernes, junio 08, 2007

Tres claves para la habilidad máxima

Muchas veces admiramos a alguien por su habilidad extraordinaria en algún área de desempeño. Si deseamos alcanzar un rendimiento similar en nuestro caso, en el campo de nuestro interés, siempre tenemos posibilidades. Pero es muy importante tener presente y ser coherente con los siguientes principios:

  • Simulación mental de prácticas. La práctica mental puede ser tan importante como la práctica física. Imagínate realizando el acto perfectamente, y estarás acercándote a ello. El simulacro mental puede mejorar nuestra auto confianza, y la actitud hacia lo que queremos hacer siempre es muy importante.

  • Verdadera Inteligencia Emocional. La emoción juega una parte importante en el desempeño. No debemos confundir inteligencia emocional con ser auténticamente emocionales. Si queremos rendir al máximo debemos tratar de aumentar nuestra verdadera capacidad para manejar emociones. Principalmente las propias.

  • Señorío mental. Debemos ser capaces de controlar en nuestros pensamientos lo que nos decimos. Esto siempre ayuda a nuestra capacidad para obtener resultados. Cualquier mensaje negativo que estemos diciéndonos debemos detenerlo y sustituirle por mensajes de la corriente inversa. Debe llegar a ser una respuesta natural, sin tensiones adicionales.

Estas tres claves siempre están presentes en los individuos extraordinarios. Son las condiciones de la habilidad: del origen, del desarrollo y del logro del desempeño óptimo.

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