Somos cuerpo

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La identidad humana, nuestra subjetividad, todo lo esencial que nos hace personas, todo ello tiene su origen en el hecho de ser un cuerpo, de ser encarnados… De «ser» y no de «estar» encarnados ni de «tener un cuerpo», sino de ser un cuerpo.

El centro de experiencia vital es el cuerpo antes que la conciencia debido a que el centro evidente de todo movimiento y percepción es el cuerpo.

La experiencia vital se fundamenta en la existencia corporal, y a partir de ésta se origina el punto de vista particular único que corresponde en virtud del hecho no trivial de que un cuerpo no puede ocupar simultáneamente el mismo espacio que otro cuerpo.

Inevitablemente, y a partir del nacimiento, se desarrolla una centralización producto de la autopercepción de nuestros estados internos y externos en relación al mundo.

La centralización progresiva de nuestra existencia genera la individualidad, y ésta, en la medida que se hace perceptible internamente, genera consciencia autorreferencial.

Uno mismo es la totalidad corporal y autorreferencial. Y podemos extendernos.

Cuando ampliamos nuestras posibilidades con herramientas, ampliamos la capacidad de nuestra existencia, que es corporal. Son todas extensiones lógicas de nuestras posibilidades físicas: sean pinzas, martillos, armas de fuego, telescopios, naves espaciales, calculadoras, computadoras, lenguaje, libros, etc.

Si asumimos que somos cuerpo, es irrelevante si la herramienta que usamos es concreta o abstracta. Si aumenta las posibilidades físicas o mentales, entonces tal herramienta es una extensión. Incluso si se trata de una herramienta que aumenta nuestra capacidad muscular o sensorial siempre tiene un correlato cognitivo como en el caso de la utilización de un microscopio, ya que nuestra intencionalidad está presente en todo momento. Hablar de extensión cognitiva o cognición extendida resulta adecuado en todos los casos.

El mundo adquiere significado para nosotros a través de la experiencia corporal.

Los estados mentales existen porque somos cuerpo, y la formación y el modo de ser de nuestra mente, deriva del cuerpo. Todos los sistemas conceptuales derivan de nuestra existencia corporal. El cuerpo es nuestra identidad comprobable.

Hemos invertido mucho tiempo y esfuerzos para sostener nuestras esperanzas de una existencia sin limitaciones. Religiones, filosofías, artes y ciencias, todas elaboraron sus sistemas de ideas, expresiones y teorías, sosteniendo directa e indirectamente la fantasía de la posibilidad de una vida sin limitaciones.

Tanto esfuerzo puesto en el autoengaño no puede mantenerse más; nos llevará tiempo desenredar la maraña conceptual a partir de la verdadera naturaleza de nuestra identidad, pero es invevitable que lo hagamos.

Nuestra especie debe sobrellevar esta verdad contra toda ilusión y fantasía. No al revés.

 

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