Libertad Ilusoria

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La ciencia acaba de confirmar empíricamente – publicado hace horas – que las personas tenemos una serie de actitudes autolimitantes en el procesamiento de la información:


 

Corolario

Si esta investigación es REAL, que lo ES…

Si la Carnegie Mellon University es una fuente confiable de conocimientos científicos, que lo ES…

ES también posible que…

La diseminación de determinada información pueda utilizarse intencionalmente, estratégicamente, para inducir respuestas «deseables» en el público… Y se hace… Lo hace el marketing, lo hacen los comunicadores, lo hacen los líderes políticos, etc.

En nuestras sociedades es un valor importante la libertad de prensa, por lo cual estamos inmersos en un contexto social y cultural completamente infectado de información «especialmente seleccionada» por quienes poseen, controlan y regulan los medios de comunicación. Esta información es seleccionada por el efecto deseado en el público… Lo cual sucede… En publicidad, en marketing, en política, etc.

Entonces…

 

Las personas evitamos o abrazamos intencionalmente la información según percibamos que amenace a nuestro bienestar y felicidad o según veamos que apoye a nuestras creencias o las favorezca. Hablar de «la verdad» prácticamente no tiene sentido.

Para que pensemos en solucionar algo primero tenemos que percibirlo como problema. Hacernos conscientes de la libertad ilusoria requiere hacernos conscientes de la información preseleccionada que nos influye. Lo cual es, paradójicamente, una puerta de escape. Seguramente, cuando aceptamos aumentar el nivel de tolerancia y control de la atención, más allá de nuestras creencias y posiciones, recién entonces podemos hacernos cargo de este problema.

 

Investigación reciente de la Carnegie Mellon University

 

El astrofísico y el escepticismo

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Este es el video de referencia de la entrada sobre escepticismo en Cognitecnia…

¿Y tú que diablos sabes?: Los memes del escepticismo

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Imagínate este escenario. Un astrófísico famoso, un verdadero showman mimado por los medios, respondiendo preguntas del público en una conferencia (este evento está en Youtube).

chimpancéptico

Alguien del público le pregunta al científico famoso “¿CREES EN LOS OVNIS?”.

Podrías esperar que el científico responda un rotundo NO, pero en vez de ello responde como si en realidad le hubiesen preguntado – “HE VISTO UN OVNI ¿QUÉ OPINAS?” .

Parece la misma pregunta pero la diferencia es importante.

El científico podría responder si CREE o NO CREE en los OVNIS pero en cambio responde elocuentemente lo que opina de quienes dicen haber visto un ovni o tener una experiencia similar.

El argumento que plantea se puede resumir en:

a) Dado que la visión no es fiable, y
b) dado que el cerebro suele fallar al procesar lo que ve, y
c) que la única evidencia válida para la ciencia es la evidencia física, y
d) que probablemente no sepas de lo que hablas (a causa de a y b)… Entonces,
e) no debes afirmar haber visto algo que no puedas probar, y como sólo el método científico es capaz de probar algo…
f) Cállate y regresa al sitio de donde has salido!

Teniendo en cuenta semejante respuesta a una pregunta no formulada, plantéate estas dos preguntas sencillas:

La primera: ¿Las opiniones de los científicos están siempre estrictamente limitadas a lo que pueden llevar en sus bolsillos? Sólo hay una respuesta válida: NO. En las disciplinas científicas las afirmaciones deben ajustarse a las evidencias y las experiencias repetibles por otros. Es su contexto y son las reglas para que la ciencia avance por un camino seguro. Pero no tiene sentido alguno trasladar el principio a toda situación fuera del laboratorio de la ciencia. Ni siquiera para ellos mismos tiene sentido semejante exigencia.

La segunda: Si los humanos únicamente pensáramos y comunicáramos ideas limitándonos a lo que pudiéramos probar físicamente, ¿habríamos sobrevivido como especie? Sólo hay una respuesta correcta: NO. Imagínate una noche oscura y a unos primitivos humanos refugiados en una cueva. En un momento dado, uno de ellos cree que percibió a un predador acechando muy cerca. Trata de alertar a sus compañeros pero no le creen porque no aportó alguna evidencia física… ¿Así es como sobrevivimos?

En conclusión…

Los aborígenes ya conocían las propiedades de muchísimas plantas antes de que la ciencia las descubriera. Sus afirmaciones acerca de las propiedades que creían percibir de las plantas seguramente no satisfacen los estándares de evidencia de la ciencia. ¿Pero acaso se supone que no tendrían que haber utilizado plantas hasta que apareciera un botánico en escena?

Cuando alguien sostiene que nadie puede afirmar que percibe algo a no ser que sea un científico especializado y/o lleve las evidencias consigo, a sabiendas o no, está apoyando dos ideas-memes de cuidado:

  1. la única verdad es la verdad científica
  2. los únicos en contacto con la verdad son los científicos

Notarás que no difiere mucho de lo que se le endilga a chamanes y sacerdotes: el tipo de relación entre conocimiento y privilegio.

Tal vez la sumisión y la confianza extrema en la ciencia no resulte mucho mejor que la sumisión y el fanatismo religioso; multiplican los mismos memes.

No Confundamos Pericia con Popularidad

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Si alguien es muy popular en un tema no siempre significa que sea un experto en ese tema.

Hace un tiempo se difundió bastante la idea de que para adquirir maestría en una disciplina o tema, es decir, para volverse un verdadero experto, se necesitan al menos 10 años.

No obstante, en Internet un individuo puede volverse popular mucho antes de que pasen 10 años hablando de temas de los que es aficionado o simplemente porque consigue los libros y difunde con sus propias palabras – y en forma gratuita – todos los contenidos que toma o va aprendiendo de ellos.

Pero dirás ¿Alcanza eso para volverse popular? Y te diré que sí.

Primero. Se pueden volver populares por el efecto de la generosidad; de hecho, es la base de la popularidad de sitios hiper famosos porque muchísimo público acude a ellos para conseguir gratis lo que de otra manera tendría que pagar. Son tan pero tan populares que ya ves, ni hace falta nombrarles y me entiendes perfectamente. Incluso dentro de estos sitios, es tan importante el aporte en abundancia y gratis, que los usuarios que aportan se clasifican en jerarquías de experiencia y popularidad, posteando lo que resulta de su trabajo de buscar, copiar, seleccionar y compaginar contenidos de otras fuentes.

Segundo. En Internet hay que sumarle el efecto de una estrategia de marketing bien instrumentada con las herramientas que están disponibles precisamente para eso.

Teniendo en cuenta lo anterior, un sitio web puede tener poco tiempo de trayectoria y si lo maneja un conocedor de las herramientas de marketing puede llegar a un nivel muy alto de popularidad. Indiscutiblemente.

Ok. Está bien, pero ¿cómo se puede confundir a populares con expertos?

Es cierto, no es tan sencillo como se dice pero, vamos, si te visita medio mundo y logras que te tengan en cuenta, estás en las mejores condiciones para animarte a – como dicen todos los gurús del marketing en Internet – construir tu imagen de experto en el tema.

He ahí la cuestión que está detrás de toda publicidad y, como no decirlo, de la política también. Piensa en esos casos en los que se construye al candidato político a partir de su popularidad en el cine o el deporte.

En todas partes pueden existir diferentes grados de improvisación, pero en la red, el como si, muchas veces, podría ser todo lo que encuentres.

Para no confundir popularidad con experiencia conviene enfocarse en comprobar la verdadera trayectoria y obra en la temática que tiene el fulano o la fulana; dentro y fuera de la red. Verás, no se trata de títulos – se obtienen en 5 años o menos – sino de trayectoria, iniciativas y aportes.

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