Cómodo y Artificial frente a Esforzado y Natural

Ante el exceso de información que nos asedia y crece exponencialmente, todo lo que nos ayude a procesarla mejor es de interés.

Una parte importante de la neurociencia está enfocada en mejorar los resultados del procesamiento de la información. Hay investigaciones y hay inversiones masivas en el desarrollo de tecnologías auxiliares y nootrópicos (drogas que potencian el rendimiento cognitivo).

Otra parte importante de la neurociencia investiga y observa con preocupación los efectos cognitivos colaterales del uso intensivo de tecnologías inteligentes y nootrópicos.

Hay buenas noticias que, como siempre, no reciben tanta prensa y atención porque no mueven industrías ni finanzas. Una parte importante de las investigaciones que se publican vienen evidenciando que las posibilidades de mejoramiento cognitivo de manera natural han sido subestimadas completamente.

Todas las personas tenemos una capacidad equivalente a la que buscamos obtener utilizando tecnologías inteligentes y drogas nootrópicas: la imaginación.

Una de las ventajas de la imaginación es la posibilidad concreta de su utilización intencional para activar y estimular diferentes redes neuronales. Mediante experiencias sensomotoras reales o imaginarias es posible producir cambios notables y mejoras en las habilidades mentales y los resultados.

Otra de las ventajas de la imaginación es que es una capacidad-función aprovechable intencionalmente, completamente natural, y con efectos secundarios positivos, incluso a niveles superlativos.

La imaginación – o interfaz mental – es precisamente un espacio de trabajo interno que responde a nuestra habilidad para hacer «representaciones-simulaciones» sensomotoras, reconocerlas, procesarlas y proyectarlas, tanto interna como externamente.

Así que, ante la opción cómoda y riesgosa de las tecnologías inteligentes y las drogas nootrópicas o la opción más esforzada y natural de las metodologías y estrategias de la imaginación, ¿cuál eliges?